En el norte de Sumatra, en pocos días, se puede caminar por la jungla, visitar las casas de madera y paja de los batak, contemplar las fumarolas en el interior de un cráter y terminar descansando en la orilla del mayor lago del sureste asiático. Además, el Parque Nacional de Gunung Leuser es el último reducto del orangután de Sumatra que antaño poblaba toda la isla. La selva ha retrocedido más de un 50%, sólo en los últimos 35 años, debido, en parte, a la expansión de la población y a la industria maderera. Sin embargo, la gran responsable de la deforestación es la brutal explotación del terreno para producir aceite de palma.
Sumatra, la tierra de los orangutanes
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Las crías dependen totalmente de sus madres durante sus primeros 5 años de vida.
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Las hembras tienen una cría cada seis años.
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El gibón de cara blanca es una de las especies de mono más complicadas de ver.
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Los Thomas Leaf han sido apodados monos punkey' por los nativos.
Sumatra, la tierra de los orangutanes
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El humo de las fumarolas no impide ver el lago sulfuroso que cubre el cráter del volcán Sibayak.
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Niños en el interior de su choza de madera.
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En Lingga, algunas de sus casas han recuperado su llamativa decoración original gracias a un proceso de restauración.
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Algunos habitantes de Dokan siguen viviendo en las tradicionales casas de madera y paja.