Seis motivos para visitar Salzburgo (y ninguno de ellos es Mozart)

La ciudad austriaca, cuna del genio universal, es un catálogo de maravillas barrocas con mucho que ofrecer

Seis motivos para visitar Salzburgo

Preciosa vista de los tejados de la ciudad vieja de Salzburgo

/ emicristea

Aunque no es fácil, trataremos de evitar la huella del que fuera un niño prodigio, un genio irrepetible, un caso único en la historia. Porque que Salzburgo es Mozart es algo que ya se sabe. Pero esta ciudad austriaca encajada entre majestuosas montañas y atravesada por el río Salzach tiene mucho más que ofrecer:

Pasear por el casco antiguo para descubrir la Roma del Norte

En los siglos XVII y XVIII, los príncipes-arzobispos de Salzburgo, impresionados por el fasto de Roma, encargaron la construcción de iglesias, palacios y jardines a los artistas más destacados. A ellos se debe la belleza armoniosa de su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad, que resulta delicioso para caminar. Hay que empezar por lo más alto: Festung Hohensalzburg, la mayor fortaleza de Europa central conservada en su integridad, que despunta imponente sobre el paisaje urbano.

Festung Hohensalzburg, Salzburgo

La fortaleza Festung Hohensalzburg protege la ciudad de Salzburgo desde las alturas

/ NatureNow / ISTOCK

Merece la pena subir en un paseo de quince minutos o, los menos intrépidos, en un funicular: la vista sobre la ciudad custodiada por cumbres blancas resulta espectacular. Después habrá que buscar las joyas arquitectónicas que se aprietan en el Domquartier (la Catedral, el Palacio de la Residencia, el Museo de Salzburgo…) y concluir en la calle Getreidegasse, flanqueada de casas burguesas que fueron el hogar de los antiguos gremios y que hoy albergan joyerías y tiendas de moda.

Empacharse con el dulce más típico

Hablamos, claro, del apfelstrudel, la tarta de manzana típica de la región. Un dulce que, si bien encontramos en todas las confiterías, nada mejor que degustarlo en alguno de los cafés clásicos como el Tomaselli o el Fürst, cuya atmósfera traslada a tiempos pasados.

La catedral de Salzburgo

La catedral de Salzburgo ubicada en el centro de la ciudad

/ PleskyRoman / ISTOCK

Descubrir la pompa palaciega

Para explorar el fasto de la ciudad hay que acercarse a los palacios de Mirabell y Leopoldskron, escenarios de la película Sonrisas y Lágrimas. También al Palacio de Hellbrunn, la grandilocuente villa del Renacimiento que, además de su hermoso jardín con estatuas, grutas y hasta un teatro mecánico, cuenta con los Juegos de Agua para sorprender con chapuzones a los despistados. En los meses de julio y agosto existen visitas nocturnas a las 21.00 horas.

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Palacio de Mirabell, Salzburgo

Los impresionantes jardines del palacio de Mirabell

/ bluejayphoto / ISTOCK

Darse un baño de modernidad

Que no todo iba a ser la faceta clásica. A muchos les sorprenderá que esta ciudad exhibe también una vena trendy en el llamado Hangar 7 de Red Bull, que es sinónimo de arquitectura vanguardista, arte moderno e innovación culinaria. Un espacio con sala de exposiciones, cafés, restaurantes… creado por el inventor de la bebida energizante, oriundo del lugar, al que consideran el Rey Midas de Salzburgo.

Un poco de naturaleza

En apenas ocho minutos, lo que dura la subida en teleférico a la montaña Untersberg, uno se planta a 1.800 m de altura en el lugar de recreo de los salzburgueses. Aquí donde existe una estación de esquí con una bella panorámica sobre el valle, la leyenda dice que descansa Carlomagno esperando a recuperar su imperio todopoderoso. Otra opción es subir en coche a su pico gemelo, Gainsberg, a través de una carretera sinuosa.

Salzburgo

Niño jugando con las fuentes distribuidas por la ciudad para los meses más calurosos

/ Imgorthand / ISTOCK

Asistir a una función inolvidable

No a cargo de Mozart, no, aunque esto, por supuesto, también es posible. Nos referimos a una asombros función en el Teatro de Marionetas, que es uno de los últimos del mundo que se mantienen vivos. Tal es la magia de este espectáculo que logra que los espectadores se olviden de que sus personajes son muñecos manipulados por hilos.

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