El Santorini de la península ibérica: casas blancas y el inconfundible aroma de la buganvilla

No hace falta irse a Grecia para descubrir un paraíso muy similar. ¡Cuesta encontrar las diferencias más allá del idioma!

Como en Santorini: casas encaladas y buganvillas con un olor embriagador
Como en Santorini: casas encaladas y buganvillas con un olor embriagador / Istock / DOUGBERRY

Hemos descubierto que no hace falta irnos hasta Grecia si queremos disfrutar de un paisaje que nos recuerde a Santorini, ya que en la península ibérica hay un enclave que parece un clon, gracias a sus casitas blancas y un embriagador aroma a buganvilla que lo inunda todo. Eso sí, antes de visitarlo no está mal que recordemos qué es lo que tiene esta isla griega para ofrecer esa postal tan reconocible.

Las casas de Santorini, con sus paredes encaladas y techos abovedados de un azul brillante, son uno de los aspectos más reconocibles de la isla. Además, reflejan fielmente la tradición arquitectónica de las islas Cícladas. Si a eso sumamos acantilados escarpados, un mar Egeo de color turquesa, callejuelas empedradas y las cúpulas azules de las iglesias ortodoxas… la postal de Santorini la tenemos hecha.

Déjate seducir por el aroma de las buganvillas en Burgau.

Déjate seducir por el aroma de las buganvillas en Burgau.

/ Istock / fabdrone

El clon portugués de Santorini

Ahora cogemos el coche y nos lanzamos a recorrer la península ibérica. Llega el momento de cruzar a Portugal y bajamos hasta la zona del Algarve para descubrir un pueblo pesquero bañado por las aguas del Atlántico que ya es conocido como el Santorini portugués. Bienvenidos a Burgau.

Escondido entre acantilados descubrimos un pueblo de casitas blancas con persianas en tonos azulados, callejuelas empedradas, el murmullo del océano como banda sonora, y, cómo no, un curioso olor a buganvilla que todo lo inunda. 

Rincones con encanto en Burgau.

Rincones con encanto en Burgau.

/ Istock / DOUGBERRY

Las coincidencias pesan, pero la energía que desprende este Santorini de la península ibérica es diferente al griego. Se nota, sobre todo, en ese carácter portugués inconfundible con un ritmo de vida más pausado. Esto hace que los residentes se muestren abiertos a saludar y entablar conversación con todo aquel viajero que se adentra en su paraíso particular.

La playa de Burgau, un refugio de paz

La playa de Burgau es el corazón del pueblo; pequeña y acogedora, está rodeada por acantilados que la protegen del viento, creando un ambiente de lo más especial. Las barcas de colores, alineadas en la arena, nos recuerdan que estamos en una localidad de tradición marinera en la que los platos provenientes del mar son un auténtico manjar.

 El bacalao a la brasa, las sardinas asadas, y el arroz de marisco son solo algunas de las delicias que se pueden disfrutar en este Santorini de la península ibérica. Y si a eso se suma el vino portugués, que hará que la experiencia gastronómica sea redonda.

Burgau, como Santorini, tiene unas vistas fantásticas desde todo el municipio.

Burgau, como Santorini, tiene unas vistas fantásticas desde todo el municipio.

/ Istock / DOUGBERRY

El explorador que quiera descubrir esta joya situada en el Algarve y disfrute con el senderismo, no debería perderse la Ruta Vicentina, un popular camino que lleva al excursionista a través de caminos que bordean el mar, ofreciendo unas vistas panorámicas que no parecen de este mundo. Y, si el viajero disfruta más con las fiestas y tradiciones populares, debe saber que los locales celebran la Fiesta de San Antonio con profunda religiosidad y respetando las tradiciones que han ido pasando de generación en generación.

Santorini sí, pero no

A pesar de su creciente popularidad, Burgau ha sabido mantener su esencia intacta. El turismo es clave para la economía local, pero no ha alterado el carácter de los lugareños. Se parece a Santorini, sí, pero aquí no encontrará el viajero ni grandes resorts ni la bulliciosa vida nocturna de la isla griega. 

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