En Florida hay un San Petersburgo ... y no es como te lo imaginas

En 1880, Pyotr Dementyev, un ruso hijo de aristócratas que se había educado en San Petersburgo, llegó a América con 3.000 dólares. Lo primero que hizo fue cambiar su nombre a Peter Demens e invertir ese dinero en un negocio maderero en Florida. Cinco años después, en 1885, Demens se hizo con los mandos del Orange Belt Railway, un ferrocarril de vía estrecha, convirtiéndose en un empresario ferroviario.

En 1888, y seguro que hay algo de leyenda en esta anécdota, se estaba jugando en una apuesta con John C. Williams, propietario de la tierra de la península Pinellas entre la actual bahía de Tampa y el golfo de México, quién le pondría nombre a la nueva ciudad que Williams había establecido en la zona. Williams perdió la apuesta, Demens la ganó y le puso el nombre de su querida San Petersburgo a esta nueva comunidad, situada a unos 30 minutos de Tampa.

Sin embargo, la San Petersburgo de Florida poco tiene que ver con la rusa más allá del nombre. Sobre todo, porque tiene el título de la ciudad con más días consecutivos de sol de la historia, 768 días ininterrumpidos de cielos azules entre 1967 y 1969. Y la cosa no ha cambiado mucho desde entonces.

St. Pete, el diminutivo que utilizan para nombrarla, tiene una media actual de 361 días de sol al año, de ahí que se la conozca como The Sunshine City. Además, a finales del siglo XIX se consideraba el lugar más limpio de todo Estados Unidos, en parte gracias a su apuesta por los espacios verdes (que motivaron la instalación de 1.000 bancos en sus calles para el descanso de la gente).

Esos días de sol permiten a St. Petersburgo ser un gran destino de turismo de playas, que se extienden a lo largo de una cadena de 40 kilómetros de islas. Una de las más famosas es Pass-a-Grille Beach o las que se encuentran en Fort De Soto Park. Algunas playas de este parque, como North Beach y East Beach, han sido nombradas en alguna ocasión las mejores de toda América.

EL MUSEO DALÍ

Pero sin duda, uno de los grandes secretos de San Petersburgo tiene que ver con España y con uno de sus genios, Salvador Dalí. Y es que la ciudad atesora más de 2.400 obras del pintor de Figueres en un museo gracias a la amistad que entabló Dalí con un industrial de Cleveland, Albert Reynolds. Este y su mujer, Eleanor Morse, visitaron en 1942 una retrospectiva de Dalí en el Cleveland Museum of Art y quedaron fascinados con la obra del artista. Un año después, el matrimonio compraba su primer Dalí, Papaíto piernas largas al atardecer (¡Esperanza!), una obra de 1940.

Lleno de murales callejeros está el Warehouse Arts District, pero también hay arte en el muelle, un lugar que acoge a menudo exposiciones y que fue totalmente renovado y estrenado el pasado verano.

Dos distritos de la ciudad, Grand Central e Historic Kenwood, también apuestan por la cultura y atesoran multitud de viviendas donde admirar el estilo Craftsman. Algunos hoteles de la ciudad han obtenido la marca de Lugares Históricos, como el Vinoy Park Hotel.

Sin embargo, el museo viviente más antiguo con el que cuenta la ciudad es Sunken Gardens, un jardín botánico de más de 100 años que alberga algunas de las plantas tropicales más antiguas de la región.

CINE Y RUTA CERVECERA

Pueden parecer dos temas baladíes, pero el cine y la cerveza también forman parte de la idiosincrasia de este San Petersburgo del otro lado del Atlántico. Respecto al cine, en 1985 se rodó en la ciudad la famosa y sorprendente Cocoon, pero también han pasado por San Petersburgo los equipos de rodaje de Ocean’s Eleven en 2001 o Magic Mike en 2012.

Y para los fans de la cerveza, San Petersburgo está conectada con la ciudad de Clearwater, al norte de la península, por la Gulp Coast, una ruta de más o menos una hora recorriendo las cervecerías artesanales de la zona.