¿Sabías que existe una Carcassonne italiana? Se llama Gradara…

El lugar perfecto para una escapada romántica

Gradara
Gradara / marcociannarel

La extraordinaria región de Las Marcas es una de las más diversas de toda Italia. Una región que se asoma al mar Adriático desde la franja central del país, con montañas, llanuras, playas y paisajes de lo más variado, con ciudades y pueblos que seducen de principio a fin por su patrimonio, su cultura y su gastronomía. Con esta carta de presentación es difícil de imaginar que este territorio no se encuentre aún masificado turísticamente pero, de hecho, así es. Se trata de una parte de Italia aún desconocida para la gran mayoría, salvo algunas poblaciones como Urbino o Ancona, algo más renombradas.

Gradara
Gradara / e55evu / ISTOCK

Es por ello que todavía es posible encontrar en Las Marcas lugares formidables que permanecen ajenos a las grandes concentraciones de visitantes, especialmente venidos del ámbito internacional. La localidad de Gradara es el ejemplo perfecto. Un destino de máximo nivel que sigue conservando un ambiente auténtico a pesar de que es una población bien conocida por los italianos y, últimamente, cada vez más de moda como escapada.

La «Carcassonne italiana»

Situada a escasa distancia del mar Adriático sobre una colina a casi 150 metros sobre el nivel del mar, Gradara es una Carcassonne a tamaño reducido con un grado de conservación único en Italia, siendo uno de los conjuntos medievales en mejor estado de todo el país. El recinto defensivo está formado por dos murallas, al igual que Carcassonne, encerrando en su interior un castillo y un burgo con arquitectura medieval, lo que hace que nos recuerde tanto a la famosa ciudadela del sur de Francia.

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El castillo con su torreón – el primero en ser edificado – data de mediados del siglo XII, siendo ampliado en los siglos posteriores con las diferentes murallas para una mejor defensa, completando el conjunto con varias torres almenadas. La imponente figura del castillo, erigiéndose desde la elevación y divisando todo el entorno, es la seña de identidad de una villa de calles empedradas en la que acceder resulta fascinante al tener la sensación de estar avanzando hacia otra época. Al entrar por la Puerta del Reloj nos transportamos quinientos años atrás mientras ascendemos por la calle Umberto I en dirección a la fortaleza – conocida como «la Rocca» -.

La nueva «Ciudad del amor» de Italia

Además de la belleza y la excelente conservación de este burgo medieval, Gradara es conocida entre los italianos por una historia de amor. El amor de Paolo Malatesta y Francesca de Rimini, que según la leyenda se fraguó en su castillo. Francesca da Polenta – su nombre de soltera - fue hija del príncipe de Rávena durante el siglo XIII, quien convino por interés el matrimonio de su hija con Giovanni Malatesta – conocido como Gianciotto -, un mercenario cojo debido a una malformación de nacimiento.

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Ya casados, Francesca se fue enamorando del hermano de Giovanni, Paolo Malatesta, quien la correspondió en el mismo grado. Al enterarse del idilio el esposo traicionado, éste acabó con la vida de ambos de manera trágica. La historia se volvió popular en la época y de ella dio fe Dante Alighieri en la Divina Comedia. Dante fue contemporáneo de Francesca y Paolo y además nació en Rávena, por lo que usó esta tragedia como alegoría del adulterio en una de las partes en que se divide esta obra universal; un hecho por el cual se ha hecho tan célebre esta infortunada aventura amorosa.

En la actualidad, en el castillo se pueden visitar varias estancias que se relacionan con la leyenda de estos enamorados. La gran fama que ha adquirido con el paso del tiempo y lo poético del entorno con el ambiente medieval tan bien conservado, ha hecho que Gradara se convierta en la «Ciudad del amor» – un título que recibió oficialmente en 2016 en detrimento de Verona -, atrayendo a un gran número de parejas hasta este punto, especialmente el 13 y el 14 de febrero, cuando las luces del burgo se apagan a medianoche mientras los espacios se iluminan con velas y el castillo se enciende emitiendo una luz cautivadora.

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