Parecen reales pero no lo son: la misteriosa ruta de murales hiperrealistas que 'mienten' en la ciudad más antigua y bonita de Francia (y no es París)

Son 16 intervenciones artísticas que cuentan la historia de una ciudad que fue arrasada (literal) y que ha sabido reinventarse hasta llegar al siglo XXI.

La misteriosa ruta de murales hiperrealistas que 'engañan' al ojo en una de las ciudades más antiguas y bonitas de Francia
La misteriosa ruta de murales hiperrealistas que 'engañan' al ojo en una de las ciudades más antiguas y bonitas de Francia / Istock

La región de Languedoc-Rosellón, esa franja costera del sur de Francia que se extiende desde los Pirineos hasta la Provenza, esconde la ciudad más antigua de Francia. Y eso, en términos de turismo, es sinónimo de destino imprescindible para fichar y descubrir en la próxima escapada.  

Está escondida en esa región histórica que ya figuraba en el radar turístico mucho antes de que artistas y grandes fortunas pusieran la vista en la Costa Azul. Y es que, además del paisaje (lleno de castillos y ciudades medievales), su carácter es muy diferente al de la Riviera Francesa: el Languedoc es amable y cercano, económico y callejero, pero sobre todo histórico. 

Esta preciosa ciudad es la más antigua de Francia

Ya en el Neolítico se tiene constancia de la existencia de esta antigua ciudad. Se sabe también que en el siglo VI a.C renació fundada por los griegos, para después ser un asentamiento urbano en tiempos del imperio romano. Ocupada más tarde por los visigodos y los musulmanes, fue finalmente arrasada durante el periodo de la expansión de los cátaros en el siglo XIII. Y, a pesar de todo, consiguió renacer de sus cenizas: en el siglo XIX se convirtió en uno de los grandes núcleos comerciales del sur de Francia

Es la ciudad más antigua de Francia, y todo un emblema en la historia del país.

Es la ciudad más antigua de Francia, y todo un emblema en la historia del país.

/ Istock / zm_photo

Dicho de otra manera: que Béziers haya llegado hasta nuestros días, es casi un milagro. Y su historia, y la de sus grandes impulsores, había que contarla en una ruta de arte urbano diferente, moderna y sobre todo interesante para todo el mundo. Así nació la ruta de los trampantojos que hoy decoran (y engañan) en la ciudad.

La curiosa ruta de los trampantojos 

La idea surgió en 2014 “con la intención de regenerar y de acercar la historia de la ciudad y nuestros personajes más allá de los museos”, como apuntan desde la Oficina de Turismo de Béziers. 

Lo curioso es que el primer trampantojo es mucho más antiguo: se trata de un fresco del siglo XVIII (por encargo del monarca Luis XVI) que simula un gran barco de madera y que parece estar ‘pegado’ a la pared en la capilla de los Penitentes Azules. En esa misma capilla, el altar es otro trampantojo que simula ser un gran templo clásico. 

El primer trampantojo del que se tiene constancia en Béziers.

El trampantojo más antiguo de Béziers.

/ Office de Tourisme Béziers Méditerranée

De Bizet y Molière a Charles de Gaulle

Siguiendo la idea de esa técnica de pintura con la que se engaña a la vista, el ayuntamiento de la ciudad puso en marcha una iniciativa en las calles de su centro histórico de la mano del artista A. Fresco. Suyo es el primer trampantojo actual de la ciudad, con el que desvela un secreto: que la Arlesiana (famoso personaje de una pieza teatral compuesta por Bizet) no era de Arles, sino de Béziers. Lo cuenta todo en una gran fachada que hay (totalmente a la vista) en la esquina entre la avenida Paul Riquet y Boïeldieu, muy cerca del teatro y del jardín de los Poetas, lugares imprescindibles de paso en cualquier visita a la ciudad. 

Este es el primer trampantojo pintado ya en el siglo XXI: su pintura desvela un gran secreto.

Este es el primer trampantojo pintado ya en el siglo XXI: su pintura desvela un gran secreto.

/ Office de Tourisme Béziers Méditerranée

Cuál es el trampantojo más grande

Tras esta intervención, vinieron 15 trampantojos más, todos ellos hiperrealistas, cargados de detalles y mucho sarcasmo. Sin ánimo de hacer spoiler, el más grande de todos es un impresionante mural que cuenta la historia de Jean Mulan, el famoso líder de la resistencia francesa en tiempos de Charles de Gaulle, durante la Segunda Guerra Mundial. 

Ocupa dos fachadas de una misma manzana: una de ellas está habitada, y tiene ventanas e incluso puerta de acceso, aunque a simple vista es prácticamente imposible distinguir entre lo que es real y lo que no. Y así pasa con todos los demás, dedicados al escultor francés Jean-Antoin Injalbert o al dramaturgo Molière, y a acontecimientos tan importantes como la llegada del primer tren a Béziers o la revuelta de los viticultores de 1907. 

Cuesta diferenciar entre lo que es real y lo que no en este trampantojo, el más grande de Béziers

Cuesta diferenciar entre lo que es real y lo que no en este trampantojo, el más grande de Béziers

/ Noelia Santos

La sorpresa puede estar a la vuelta de la esquina, aunque lo ideal es tener a mano el mapa de los trampantojos de Béziers. Merece la pena no perderse ninguno. 

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