Ribeira Sacra: descubriendo el corazón de Galicia

Son los ríos Miño y Sil los que, horadando el terreno a su paso entre las montañas, han moldeado este hermoso paisaje. Esta es tierra de viñas y de naturaleza hasta donde alcanza la vista pero también de espiritualidad: aquí se concentra el mayor número de iglesias y monasterios románicos de Europa. Por todo ello ha sido elegida como la candidata española para convertirse en Patrimonio Mundial y entrar en la prestigiosa lista de la Unesco.

Catamarán por la Ribeira Sacra
Catamarán por la Ribeira Sacra / Moncho Fuentes

Entre el sur de la provincia de Lugo y el norte de la de Ourense y bañada por los ríos Miño, Sil y Cabe se encuentra la Ribeira Sacra: una apuesta segura para los viajeros que busquen tranquilidad y autenticidad. Estas tierras del interior gallego ofrecen frondosos bosques que llenan el paisaje de verdes y ocres, viñedos encaramados en escarpadas laderas y profundos cañones navegables en catamarán que son ya una de las señales de identidad de este territorio.

Viñedos Ribeira Sacra

Los viñedos se cultivan en "socalcos" o bancales en las laderas del río.

/ Moncho Fuentes

En su conjunto, es uno de los Bienes de Interés Cultural más extensos de España. Se reparte por cerca de 16.500 hectáreas protegidas y 22 municipios y atesora también más de 1.200 bienes singulares que refuerzan su atractivo. Como herencia de los últimos 1.500 años, esta parte de Galicia cuenta con un valioso patrimonio, en el que no faltan castillos, iglesias, pazos o puentes. Su riqueza histórica se completa con restos arqueológicos pertenecientes a la Edad del Bronce y a la Edad del Hierro, así como otros que dan fe de la presencia de las legiones en este punto del extremo occidental del Imperio Romano.

Tierra de románico

Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil

Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil.

/ Adolfo Enriquez

Hoy en día la Ribeira Sacra puede presumir de tener una de las más importantes concentraciones del románico en Europa. Sus huellas patrimoniales ilustran la riqueza y variedad de la arquitectura de los siglos XII y XIII, llegándose a documentar un total de 85 monasterios donde monjes y ermitaños encontraron durante siglos la calma y el sosiego que buscaban. Esa espiritualidad se respira en lugares como Santo Estevo de Ribas de Sil –antiguo convento cuyo edificio ha sido totalmente rehabilitado e integrado en la red de Paradores Nacionales–, o el de San Pedro de Rocas, un templo excavado en roca viva que, en su interior, nos hace tener una sensación muy similar a la de estar en una cueva primitiva. Imprescindibles son también iglesias como la de San Paio de Diomondi o la San Miguel de Eiré, y los monasterios de Santa Cristina de Ribas de Sil o el de Santa María de Montederramo, entre otros muchos.

Cañón del Sil

Vista sobre el Canón do Sil (Parada de Sil).

/ Segatur

Hablar de la Ribeira Sacra es también referirnos a un destino singular gracias los cañones naturales creados hace millones de años en las orillas de los ríos Sil y Miño. En algunos puntos consiguen una gran profundidad y los ríos son navegables a través de cruceros en catamarán, uno de los atractivos turísticos de la zona. En las alturas abundan también los miradores naturales colgados sobre el río, ideales para la contemplación de un paisaje de inusual belleza. Es imprescindible conocer además sus ‘socalcos’, esos bancales en los que, con un esfuerzo heroico, se cultivan los viñedos encaramados en el terreno escarpado. Son recursos únicos que solo pueden verse en este lugar de Galicia, cuna del afamado vino Amandi, que forma parte de una de las cinco denominaciones de origen vitivinícolas de la Comunidad.

Esta es también tierra de bosques que se convierten en perfectos reclamos para jornadas de senderismo en las que descubrir cómo conviven robles y castaños con alcornoques y madroños, muy poco habituales en Galicia. Es imprescindible pasear por el bosque benedictino de Santa Cristina de Ribas de Sil, en Parada de Sil; por el de Santo Estevo de Ribas de Sil, en Nogueira de Ramuín o el Bidueiral de Montederramo, que alberga uno de los bosques de abedules mejor conservados de Galicia. Los centros históricos de la veintena de municipios que conforman esta región (A Peroxa, Pobra de Trives, Castro Caldelas, Carballedo, Chantada, Monforte de Lemos, Portomarín…) completan la excepcionalidad de este destino, uno de los más singulares del mundo.

La espiritualidad que se respira en estos parajes, la elevada profusión de bienes patrimoniales religiosos y la puesta en valor de la relación entre el hombre y la naturaleza son tres de los criterios en los que se sustenta su valor universal excepcional y que le ha hecho merecedor de la candidatura para convertirse en Patrimonio Mundial de la Unesco. No es difícil entender por qué. Más información en: Turismo de Galicia.

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