El pueblo de Italia que es la definición perfecta del otoño: bienvenidos a Barolo
Viajamos hasta las colinas de la región italiana de Langhe para disfrutar de un pueblo de cuento que en otoño despliega una gama cromática deliciosa.

A poco que uno entienda de vinos, sabrá que Barolo es uno de los vinos más prestigiosos y emblemáticos de Italia. Originario de la región de Piamonte, en el noroeste del país, se elabora a partir de la uva nebbiolo, una variedad que se encuentra en las colinas de Langhe, donde la combinación del suelo y el clima han dado lugar a un caldo único.
Hoy viajamos hasta la cuna de este vino, un pequeño pueblo enclavado en una de las áreas vinícolas más importantes de Italia y que ha sido reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2014. Y allí, escondido entre ondulantes colinas repletas de viñedos aparece ante nosotros Barolo, una joya que en otoño despliega una paleta cromática que nos sumerge en una atmósfera de cuento.

Historia de Barolo
La historia de Barolo se remonta a la época medieval, cuando su castillo fue construido como fortaleza para defenderse de las invasiones y proteger a los habitantes de la zona. El Castello Falletti di Barolo, que se alza majestuoso sobre el horizonte es el símbolo más visible de esta época.
A lo largo de los siglos, el castillo pasó por manos de diversas familias nobles, pero la más importante fue la familia Falletti, que jugó un papel crucial en la transformación del vino local. La Marquesa Giulia Colbert Falletti, junto con el enólogo francés Louis Oudart, convirtieron este caldo en un vino tinto seco y potente que rápidamente ganó fama entre la nobleza italiana.

El clima en Barolo, con inviernos fríos y veranos cálidos, junto con la influencia de las brumas otoñales que ahora se muestran en su máxima expresión, han jugado un papel crucial en el desarrollo del vino de la región. Las nieblas matutinas, o ‘nebbia’, que a menudo cubren los viñedos, han dado nombre a la uva nebbiolo y contribuyen al proceso de maduración de las uvas.
Barolo, mucho más que un vino
Aunque el vino Barolo se ha convertido en un símbolo de calidad, el pueblo homónimo sigue siendo un pequeño rincón en el que disfrutar de belleza y calma a partes iguales. A pesar de su tamaño reducido, este rincón del Piamonte cuenta con diversos atractivos, como el castello Falletti, que hoy en día alberga el Museo del Vino (WiMu). El castillo en sí es una maravilla arquitectónica que refleja el poder y la influencia de las familias nobles que gobernaron Barolo a lo largo de los siglos. Los exploradores pueden recorrer sus salones y aprender sobre la vida de la familia Falletti, así como la historia del vino que lleva su nombre.

Otro de los grandes atractivos de Barolo son sus bodegas históricas que ofrecen visitas guiadas y catas que permiten a los viajeros sumergirse en la rica tradición vinícola de la zona. Pero, además, hay otros enclaves imprescindibles que se deben visitar. Por un lado, encontramos la capilla de la Madonna delle Grazie. Construida en 1914 como refugio para los campesinos durante las tormentas, llama la atención por su colorido exterior, obra de los artistas Sol LeWitt y David Tremlett. Aunque nunca fue consagrada, su fachada es uno de los puntos más fotografiados del pueblo y constituye la perfecta unión entre tradición y modernidad.

Por otro lado, también resulta interesante el museo del Cavatappi, una pequeña exposición dedicada a la historia del sacacorchos. Alberga una colección de más de 500 ejemplares de diferentes épocas y estilos y se encuentra en el corazón del pueblo. A pocos pasos, también descubrimos la iglesia de San Donato, en cuyo interior se pueden admirar frescos y detalles arquitectónicos que demuestran el pasado religioso del pueblo.

Vino Barolo y gastronomía a la altura
Como es de esperar en una región conocida por su vino, Barolo también ofrece una gastronomía excepcional. La cocina piamontesa destaca por platos como la carne cruda de ternera, la pasta con trufas blancas, y el brasato al Barolo, un guiso de ternera cocido a fuego lento en vino.
En definitiva, Barolo es mucho más que la cuna de uno de los mejores vinos del mundo. Sus colinas llenas de viñedos (que en otoño lucen espectaculares), su castillo histórico y su deliciosa gastronomía hacen que sea el enclave perfecto del Piamonte para recuperar la calma y disfrutar de una escapada en modo slow.
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