Productos y restaurantes estrella de la Costa Daurada

Los vinos y cavas de la Costa Daurada, la avellana de Reus, el aceite de arbequina de la DO Siurana, la patata de Prades y los calçots de Valls son algunos de los productos de esta costa catalana incluidos en el exclusivo Club de Calidad Diferenciada, que reconoce aquellos alimentos marcados por el territorio y por los métodos de producción regulados y controlados, que en algunos casos son métodos de producción artesanales.

Costa Daurada
Costa Daurada / Tarragona, viajar, Costa Daurada, Cataluña

El cultivo del olivo tiene en la Costa Daurada una historia milenaria. Ya en la época del Imperio Romano se hablaba del transporte de aceite desde la ciudad de Tarraco a Roma. Pero es en la época medieval, con la llegada de los monjes del Cister y sus modelos de producciones agrarias, cuando se plantan grandes extensiones de olivos, aunque la variedad arbequina parece ser que llega en los tiempos de la Corona de Aragón. Los aceites de la DOP son 100% arbequina y tienen unas características muy definidas: un poco dulces, afrutados, con aromas a tomate, manzana, almendras... y muy equilibrados en boca, con notas amargas y picantes. Las aceitunas sanas y en su punto óptimo de maduración se recogen manualmente con peines y se llevan al molino para la molturación y prensado en frío. Estos aceites de excelente calidad de la Costa Daurada han conseguido en pocos años colocarse en las listas de los más premiados.

Por otro lado, el cultivo de la avellana en las tierras del interior del Camp tiene una tradición centenaria, pero es a finales del XIX cuando se arrancan los viñedos atacados por la filoxera y se sustituyen por avellanos. Son cinco las variedades amparadas en la DOP Reus, y es la Negreta la más abundante, casi el 90%. Las avellanas se utilizan en el mundo salado (salsas, guisos, ensaladas...), pero es en el mundo dulce donde reina con todo su poderío y para comprobarlo no hay más que darse una vuelta por el Portal de Catalunya, en Reus, donde Sol nos deleitará con un enorme muestrario de avellanas en diferentes texturas y elaboraciones: coca de avellana, chocolate con avellana, en ensalada, croquetas frías de queso de cabra con harina de avellana, quesos con jalea de azafrán y láminas de avellanas garrapiñadas, praliné de avellanas, vinagreta de avellanas, catanias (almendras caramelizadas recubiertas con un praliné de avellana y chocolate), ¡una delicia! Si no hemos tenido suficiente dulce, en la Confitería Poy se pueden probar losfloc de avellana, el semifredo de avellana o las cocas de cereza tan típicas de Reus.

Con algo más de veinte hectáreas repartidas en pequeños huertos entre montañas, la patata de Prades (variedad Kennebec) ha conseguido su IGP (Indicación Geográfica Protegida) propia, lo que da idea de la calidad del producto. Siembran a finales de primavera y recogen manualmente dos semanas después de haber muerto la parte aérea de la planta, al finalizar el verano. La altitud -unos 950 metros- , los fértiles suelos, las bajas temperaturas y los métodos tradicionales de cultivo alargan el ciclo de maduración de los tubérculos con un resultado que no puede ser mejor: una patata con una piel lisa y consistente, de textura harinosa, con sabor dulce y ligeramente acastañado, rica en almidón y que es buena para freír y para cocer. No podemos dejar esta localidad sin probar el trinxat de Prades del Espasa y el pastissets de Comtes, que están hechos con patata.

Las "calcotadas"

Otro producto estrella de esta zona es el calçot, una cebolla dulce de la variedad blanca tardía plantada dos veces; en el primer año se prepara el semillero a finales del invierno y se trasplantan los cebollinos en primavera; esos cebollinos se transforman en bulbos que se recogen en verano y se guardan en un lugar adecuado. Cuando llega septiembre se plantan de nuevo los bulbos con la parte superior cortada para que salgan los tallos separados. Una vez que empiezan a crecer los tallos se cubren con tierra para que blanqueen y queden más tiernos, lo que se llama calzar o aporcar. Se cosechan de enero a marzo y se cocina a fuego directo. Es la época de las calçotadas, de las reuniones familiares y de amigos en las masías, una gran fiesta popular. El calçot se presenta en tejas de barro acompañado con salsa romesco. En el restaurante El Tast de l''Àngel, en Valls, preparan un menú degustación a base de calçot: pulpo con puré de patatas y calçot; foie con mermelada de calçot; cordero con puré de calçot... la imaginación de Ángel con este producto es única. Y Germans, en su bombonería, no se queda atrás: desde licor hasta bombones rellenos de mermelada de calçot. Una humilde cebolla que da para mucho.

La Costa Dauradatiene también cinco importantes denominaciones de vino: los blancos y rosados elaborados con la variedad autóctona trepat y los tintos crianza con la ull de llebre de la Conca de Barberà; los blancos afrutados y equilibrados, los rosados frescos y los tintos recios y sabrosos de Tarragona; los de Montsant, con sus blancos suaves, además de los tintos y rosados, sin olvidar los dulces y rancios; el Penedès y sus blancos ligeros con gusto a frutas verdes y los tintos con más cuerpo y recuerdos de frutos rojos, y los del Priorat, vinos de una gran complejidad, que cuando son jóvenes son densos y brillantes y ganan cuando envejecen en barrica. Además, tienen una importante extesión de terreno incluida en la DO Cava, donde elaboran excelentes cavas como el Do de Jané Ventura y el rosado ideal para las tardes tórridas de verano, además de vinos tintos y excelentes blancos aromáticos.

Llegado el momento de combinar producto y elaboración sobreviene la difícil tarea de elegir restaurante, que son muchos y buenos. El Rincón de Diego, en Cambrils, siempre sorprende. Diego es un mago en los fogones, un cocinero capaz de hacer combinaciones arriesgadas con un resultado espectacular: tartar de jurel con sorbetes de cerezas, un cuscús de carabineros a la plancha con bogavante y curry, lenguado sobre un lecho de hongos y salsa de cebollas, ajo blanco con sardinas, lichis y nieve de coco... Por su parte, LolaTapes es una apuesta diferente en Tarragona, más informal, una comida para compartir a base de tapas y platillos que encierran todo el sabor del Mediterráneo. Una cocina sencilla y auténtica basada en la calidad de las materias primas y en el producto de proximidad: anchoas en aceite de oliva con vinagreta de hongos, pimientos, cebollinos y menta; pulpo asado y patata; mollejitas rebozadas; secreto a la brasa... Hay que dejarse aconsejar en el vino, que sorprenderá ya que David es un buscador de joyas embotelladas. Para completar el trío de ases está Xaloc, en el tarraconense barrio del Serrallo. Xavier fue pescador antes que cocinero y para él los habitantes del mar no tienen secretos, sabe cómo sacarles todo su sabor: boquerones fritos o marinados, pulpitos rebozados, gambas cocidas o a la plancha, pulpo de potera con alcachofas fritas (guiso marinero), pulpo a la plancha... A cada pieza lo suyo: vapor, plancha, asado o marinado, con cocciones muy ajustadas y elaboraciones muy sencillas, una combinación perfecta.

No se puede terminar sin hablar de un pequeño restaurante, nada sofisticado, con una carta muy reducida de comida casera hecha con producto local: patatas, judías, chorizo, butifarra, paellas de la tierra -lleva cominos-... y que está en uno de los parajes más bonitos de la Costa Daurada, en la Ermita de la Mare de Déu de la Roca, un paisaje que Miró inmortalizó en sus lienzos.

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