Oscos-Eo: por la tierra del hierro, el fuego y la pizarra

Valles, montañas, ríos, bosques, mundo rural, tradiciones, silencio... Tierra del hierro, el fuego y la pizarra, la comarca de Oscos-Eo, al sur de Asturias, fue pionera del turismo rural y en la actualidad es un referente de la etnografía y la artesanía en España. Es, además, la única Reserva de la Biosfera que tiene costa y villas marineras. Y toda la magia de Asturias.

Paisaje rural de Castropol

Paisaje rural de Castropol.

/ Turismo Asturias

En 1986, el hotel La Rectoral, en Taramundi, se convirtió en el germen de lo que, con el paso de los años, se convertiría en uno de los grandes atractivos de la región: el turismo rural. Hoy, más de treinta años después, este concejo del occidente asturiano, ya en la frontera con Galicia, es uno de los destinos favorito del turismo de naturaleza y de descanso. El concejo de Taramundi, junto con Santa Eulalia de Oscos, San Martín de Oscos, Villanueva de Oscos, San Tirso de Abres, Vegadeo y Castropol, se agrupan dentro de la comarca Oscos-Eo. También en Taramundi se abrieron las primeras casas de turismo rural por parte de la reconocida artesana del telar Pilar Quintana, pionera como emprendedora rural en este tipo de alojamientos. Mujer de reconocido prestigio como artesana, con los años Pilar se dedicó exclusivamente a sus actividades con el telar, así como a crear moda en el ámbito rural. Hoy está jubilada, siendo su hija, Susana Martínez Quintana, quien continúa la actividad artesanal al frente del telar.

Vista de Vegadeo

Vista de Vegadeo.

/ Turismo Asturias

Uno de los accesos a Taramundi es por el puerto de La Garganta, una de esas carreteras asturianas que, con curvas aunque con buena calzada, ya va mostrando al viajero algo de la mucha belleza paisajística que se va a encontrar y donde sobresalen las casas de piedra con sus negros tejados de pizarra en medio de una inmensidad verde que muestra bosques y ríos, además del ganado que, en verano, pasta en las zonas altas. Taramundi, junto con Los Oscos, cuenta con una importante historia en cuanto a la transformación del hierro, de ahí que la ferrería y los ferreros se siga recordando a los viajeros, además de contar con una de las industrias más reconocidas de la zona: las navajas de Taramundi. Se cuenta que llegaron a existir allí, en sus buenos tiempos, mazos como los de Veiga de Llan, As Veigas, Aguillón o Bres. Todas edificaciones muy interesantes y muy atrayentes para los amantes de la fotografía etnográfica. Hay que explicar, eso sí, qué es un mazo para que se entienda su función. En la artesanía del hierro se distinguen dos términos: ferrerías, martinetes o mazos, y luego las fraguas. En las ferrerías se fundía el mineral ferroso y se obtenían barras, mientras que en los mazos se trabajaba el hierro obtenido en las primeras. Los mazos, junto a los ríos, funcionaban al igual que los molinos, con la fuerza hidráulica que producían.

De los Castros a los Romanos

La capital del concejo, Taramundi, invita a callejearla y a disfrutar de sus establecimientos, de su historia y de la hospitalidad de sus vecinos. Cuenta con varios establecimientos donde se sirven platos tradicionales en algunos de los cuales, además, se mezclan sabores y saberes asturianos y gallegos, siendo visita obligada La Rectoral, por ser este hotel-restaurante el primer complejo de turismo rural que se levantó en Asturias. Entre las compras, navajas, sin duda, pero también mermeladas, pan y miel de la zona, alguno de sus estupendos quesos o jerséis, bufandas, mantas, colchas o guantes del trabajo del telar que se realiza en Taramundi, o piezas que recuerdan los mazos y ferrerías que tanto representan a este concejo. También en la capital se encuentra el castro Os Caos, uno de los más importantes de Asturias, levantado durante la Edad de Bronce. Con el término castro se hace referencia a un tipo de asentamiento que se caracteriza por ser aldeas fortificadas. En los siglos anteriores a la conquista de Roma, la Edad del Hierro, era donde vivían los pueblos de la franja noroeste de la Península Ibérica desde los siglos VIII-VII a.C. hasta la total implantación romana en la región entre los siglos I y II d.C. Se localizan en lugares con buena visibilidad y cerca de los ríos. Contaban con diversos fosos y murallas. En Asturias se conoce de la existencia de unos 300 castros, de los que 70 se distribuyen por el territorio comprendido entre los ríos Navia y Eo.

Bosque cercano a Villanueva de Oscos

Bosque cercano a Villanueva de Oscos.

/ Turismo Asturias

Minas, rutas y ecomuseos

Villanueva tiene entre sus joyas el parcialmente restaurado conjunto monástico de Santa María de Villanueva de Oscos, en el que se realizan visitas guiadas. En él celebran en Semana Santa, y con una representación a cargo de todos los vecinos, el Viacrucis Viviente, que cada año cuenta con más participación. También han recuperado su historia minera con varias rutas y visitas a las minas As Cárquivas, de época romana, o alguna más reciente como Pena Tascón. En Santa Eufemia se puede visitar el Ecomuseo del Pan, donde se muestra el ciclo completo de la elaboración de este alimento básico, o también hacer alguna ruta por la naturaleza, como la de los bosques, la del carbayal de Salgueiras o la ruta de la Bobia.

Los amantes de las cascadas y de los lugares con magia tienen también más de uno en el limítrofe concejo de San Tirso de Abres. Concretamente la llamada Pena do Encanto, una cascada en medio de la naturaleza a la que se llega desde el pueblo de Salcido. En El Llano, capital del concejo, destacan la capilla de San Juan y el gran protagonista del lugar, el río Eo, al que acuden numerosos aficionados a la pesca en temporada, tanto por las truchas y reos como por los salmones. Quienes gusten de visitar pueblinos con encanto ahí tienen, por ejemplo, San Andrés, Prado, Solmayor o La Antigua. Eso sí, una de sus rutas más intensas es la del Ferrocarril, que discurre por el antiguo trazado del ferrocarril minero Villaodriz-Ribadeo, paralelo al río. Conserva puentes, túneles y centrales eléctricas. Fue Pueblo Ejemplar en el año 2011. Y qué decir de la hermosa Vegadeo, tierra marcada por los peregrinos que van a Santiago y donde el río conforma su historia. La capital del concejo cuenta con todo tipo de servicios. En cuanto a rutas por la naturaleza, no pueden faltar la ruta del Estraperlo, la Senda Verde de As Minas o la que lleva a uno de los lugares más únicos de la zona: el mazo de Meredo, historia de la industria del hierro en la zona, sin que falte tampoco un molino y una preciosa caída de agua. Entre los pueblos a visitar está Bres, donde aún se mantiene abierta una auténtica tienda-bar, la del Barbeiro, además de Piantón o Paramios.

De Castropol baste decir que enamora al primer golpe de vista. Asomada a la ría del Eo, es una villa llena de encanto y señorío, declarada Bien de Interés Cultural, con grandes casas blasonadas, con sus fachadas blancas y sus tejados de pizarra. Paso de los peregrinos que cruzaban, antaño, la ría en barcas camino de Santiago. La ría del Eo, donde se pueden realizar diversos tipos de deportes acuáticos, también se puede recorrer tranquilamente en una barca, disfrutando del paisaje y de las aves, siendo por lo tanto un pequeño paraíso para los ornitólogos. Tanto sus playas como la de Penarronda o Arnao, así como sus callejuelas empinadas que conducen a miradores singulares invitan a disfrutar de este lugar cuyos atardeces de verano no se olvidan. Entre sus pueblos guapos está Figueras, un puerto marinero que, además, cuenta con uno de los astilleros más importantes de la zona. Los que buscan más cascadas tienen aquí otra de sobrada y merecida fama, la del Cioyo, a la que se llega partiendo del pueblo de Piantón. Otra maravilla, una más, de las que esconde Oscos-Eo.

Vista nocturna de Castropol

Vista nocturna de Castropol.

/ Turismo Asturias

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