Este parque nacional en las Montañas Rocosas de Canadá es un destino idílico para ver osos, wapitíes y lagos espectaculares
Una ruta por Jasper, en las Montañas Rocosas: un parque nacional soberbio donde se encuentra la mayor concentración de fauna de Canadá.

Picos majestuosos, desfiladeros milenarios, lenguas glaciares, lagos de color turquesa, ríos de aguas bravas… cuando la naturaleza se pone apabullante, no hay nada que la pueda detener. El trazo que dibuja la fuerza que nace de sus entrañas asegura un banquete visual difícilmente superable.
Esto es lo que acontece en las famosas Montañas Rocosas, donde se hace realidad el concepto de lo superlativo. Pocos escenarios resultan tan deslumbrantes como el que conforma este sistema de cordilleras que se eleva como una enorme muralla, sin interrupción, paralela a la costa oeste del continente americano. Una barrera geológicamente más antigua que los Alpes o el Himalaya, donde la belleza resulta infinita e inabarcable.

Descubrimos Jasper, en las Montañas Rocosas
Todo un rosario de parques nacionales discurre por este territorio al que se conoce como "la espina dorsal de América", o incluso, tirando de exageración, como "la columna vertebral de la Tierra". Pero es en la vertiente que corresponde a Canadá (también se despliega por Estados Unidos) en la que se encuentra el que reúne la mayor concentración de fauna.
Nos referimos a Jasper, emplazado en el lado oriental de las Rocosas y declarado (junto a Banff, su hermano contiguo) Patrimonio Mundial de la Unesco en 1985. A diferencia de otros parques del entorno, ambos albergan pequeñas poblaciones que propician un ejemplar equilibrio entre los humanos y la naturaleza.

El oso negro, habitante del Parque Nacional de Jasper en las Montañas Rocosas
Jasper, perteneciente al estado de Alberta, cuenta con la mayor extensión de terreno virgen del país, además de con una red de mil kilómetros de senderos que atraviesa bosques y amplias praderas, vertiginosos cañones y delicados ecosistemas. También es el parque con la mayor oferta de excursiones, con la mayor facilidad de rutas de varios días de esquí campo a través y con la mayor red de vías verdes para hacer en bicicleta.

Pero si por algo destaca especialmente es por su aglomeración de fauna, con tres veces más de uapitíes (ciervos canadienses), muflones, alces y caribúes que el resto de las zonas protegidas. Y sobre todo con osos. Sí, en este territorio, y, con más probabilidad de la que uno se imagina, es fácil cruzarse con osos negros que pasean en busca de apetitosas bayas, impasibles a la presencia humana. Aunque, ante todo, es cuestión de suerte, el mejor lugar para ello es la Maligne Road, la carretera que separa el lago Maligne del pueblo de Jasper.

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A Jasper, a donde se llega a través de la escénica Gothic Icefileds Parkway, que serpentea desde el lago Louise entre cascadas espumosas y picos esculpidos por los glaciares, se viene a admirar la belleza que proporcionan lagos como Patricia, Pyramid, Annette y Edith. O a bañarse en las fabulosas Miette Hot Springs, unas aguas termales rodeadas de montes nevados con aguas a 39 grados.
Pero más que a la mera contemplación, también a este parque nacional, como al resto de las Montañas Rocosas, se viene a realizar múltiples deportes: esquiar, escalar, caminar por los bosques, hacer rafting o kayak por los ríos y dar paseos en bicicleta de montaña. Y también a atravesar el The Glacier Skywalk, con vistas espectaculares.

Este mirador brinda nada menos que un paseo cercano a las nubes, entre majestuosas montañas coronadas de nieve. Porque se trata de una espeluznante pasarela con suelo de cristal a 280 metros de altura, desde la que la panorámica resulta absolutamente pasmosa: la naturaleza virgen se extiende bajo los pies con el marco de un murallón de glaciares que ocupan el horizonte. Si se presta atención, por aquí y por allá se podrá divisar algún oso agazapado en la inmensidad del paisaje.
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