Jamaica: cinco planes en la isla del reggae

Lo que no te puedes perder es este país tropical que condensa la esencia rastafari

Jamaica
Jamaica / jlvphoto

Aguas turquesas y arrecifes de coral, cafetales y caña de azúcar. Y de fondo, la música de Bob Marley, el icono universal de esta isla caribeña que es la vecina de abajo de Cuba. Jamaica encierra todo cuanto se espera de ella. La idea de un paraíso tropical marcado por la huella del rey del rastafarismo que, con sus canciones pegadizas, apostó por otra manera de entender el mundo. Esto es lo que no puedes perderte en el país del sol, el ron y el reggae.

Jamaica
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Visitar Kingstone, madeja de contrastes

Kingston
Kingston / GummyBone / ISTOCK

Lo más rico y lo más pobre, lo mas in y lo más popular. Así es la capital jamaicana. La ciudad de habla inglesa más grande de todo el Caribe. En ella se puede recorrer una mansión histórica como Devon House, devorar la National Gallery con lo mejor del arte local, asistir a una representación en el Little Theatre o incluso explorar las majestuosas Blue Mountains, que ejercen de bellísimo telón de fondo.

The Devon House
The Devon House / narvikk / ISTOCK

Kingston es también el lugar donde nacieron los ritmos reggae, concretamente en el gueto de Trenchtown. Por ello no podía faltar el Museo de Bob Marley, con todo lo inimaginable sobre este mito universal. Es, de hecho, el lugar más visitado de la isla.

Dejar pasar las horas en Negril

La idea de un paraíso caribeño de arenas blancas, aguas esmeraldas y cocoteros que ondean bajo un sol perpetuo está en esta playa, la imagen más famosa de Jamaica (con permiso de las greñas de Bob Marley). Una playa de once kilómetros de arena finísima, que se emplaza en el extremo más occidental y en la que las horas transcurren dulces y cadenciosas.

Negril
Negril / narvikk / ISTOCK

En Negril, por ley, ningún edificio puede superar la altura de las palmeras. Con unos atardeceres de postal (ojo al curioso espectáculo de los clavadistas, esos jóvenes que se lanzan al vacío desde elevadas rocas) este arenal ha sido elegido por los expertos como uno de las mejores del mundo.

Un baño de naturaleza en Ocho Ríos

Ocho Rios
Ocho Rios / wdstock / ISTOCK

Se trata de una región de naturaleza avasalladora. Ocho Ríos es la deformación inglesa del nombre que dieron los españoles a este rincón tropical repleto de cascadas y jardines exóticos: Las Chorreras. Por eso no tiene ocho ríos como bien se podría deducir, aunque sí unas espectaculares cataratas, las Dunn's River falls, que se desploman entre las rocas conformando apacibles piscinas.

Dunn's River
Dunn's River / narvikk / ISTOCK

También hay parques para perderse, como Cobaya Park o Shaw Park Gardens, donde el agua, la vegetación y las aves exóticas alcanzan su máximo apogeo. Y la aventura la pone Mystic Mountain, una suerte de parque de atracciones en el que, además de telesillas y tirolinas, existe una montaña rusa de trineos autodirigidos, con la que se descienden mil metros entre bosques bucólicos... siempre con maravillosas vistas al mar.

Ocho rios
Ocho rios / repistu / ISTOCK

Nadar con delfines

Puede parecer una turistada, pero la experiencia resulta inolvidable. Dolphin Cove es una visita obligada porque allí, en un hermoso paisaje, aguardan estos simpáticos personajes marinos que saltan, aplauden y realizan piruetas en el aire en sincronizadas coreografías.

Dolphin Cove
Dolphin Cove / IDANIA LE VEXIER / ISTOCK

No sólo hay exhibición en su espectáculo, sino que también son capaces de interactuar con los humanos. Láncese al agua y verá cómo se acercan a besarle sendas mejillas. O a ofrecerse como veloces transportistas: usted se agarra a sus aletas y ellos le arrastran a toda mecha. O también, si se atreve, le pueden elevar desde los pies como a un supermán acuático.

Visitar la cuna de Bob Marley

Por más que uno quiera esquivar el tópico, Jamaica es Bob Marley... y viceversa. Toda la isla, hasta en sus más recónditos rincones, exhibe con orgullo referencias al gran icono del reggae. Y su música, suave y pegadiza, invade los chiringuitos playeros como eterna banda sonora. Pero el origen de la mitomanía está en Nine Mile, el lugar que Marley llamó siempre su casa.

Nine Mile
Nine Mile / Stephen Barnes / ISTOCK

Aquí, en este pueblecito oculto entre las montañas de Santa Ana, nació, vivió sus años tempranos y regresó a terminar sus días. Se puede visitar su casa (con aquella single bed que canta en I wanna love you) y su mausoleo, junto a reliquias que marcan ciertos episodios de su vida.

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