La Iglesia del Agua de Tadao Ando, una oda a la belleza

La ciudad de Tadao Ando, en el centro de la isla de Hokkaido, se caracteriza por ser un lugar diverso, donde caben todas las ideologías y tradiciones, incluidas las religiosas. Especialmente destacable es la relación que tiene con la naturaleza, intentando que todas sus obras se integren en ella, tratando de dañarla lo menos posible. Y de esta idea surgió la Iglesia del Agua, una pequeña capilla que pertenece al hotel Alpha Resort, y su principal característica es que está sobre el agua.

Fue construida entre 1985 y 1988, con un arquitectura muy sencilla, a base de hormigón, vidrio y losas de granito negro. Se construyó sobre el agua, consiguiendo que su edificio quede perfectamente integrado en la naturaleza. Con ello consigue crear una peculiar combinación de lo artificial con lo natural. Otro punto curioso es que su altar no es como todos podemos imaginar, ya que carece de ninguna imagen religiosa a la que rezar. En su lugar, encontramos una gran cristalera con vistas a la mejor obra de los dioses: la naturaleza. Lo que consiguen con esto es crear un escenario cambiante en función de la época del año: de la colorida primavera al blanco invierno pasando por las tonalidades marrones del otoño.

Su construcción tampoco tiene el estilo habitual, pues vista desde arriba tiene forma de L. La zona más grande es la que hace de capilla, la cual ofrece unas impresionantes vistas a la naturaleza. Justo a sus pies, hay un estanque por el que transcurre al agua y justo en su centro está la gran cruz de acero, que se decidió ubicar en este punto para crear un mayor impacto visual. Sobre el edificio, sobresalen cuatro cruces que representan los cuatro puntos cardinales, todas ellas rodeadas con un fino cubo de cristal. Se pueden contemplar tanto desde el exterior como desde el interior.

Junto a la capilla, se alza un edificio anexo a modo de cobertizo. Cuando el buen tiempo lo permite, la mampara que separa la capilla del exterior, se desliza hasta este espacio para fomentar aún más la conexión del templo con la naturaleza. En su interior decidió apostarse al máximo por la sobriedad, para que no restase protagonismo a esa conexión con la naturaleza. Sus paredes no poseen ninguna ornamentación y tan solo encontramos cuatro bancos de madera muy sencillos a cada lado de la capilla.

Al no tener ninguna imagen religiosa, esta iglesia acoge los rezos de personas de todas las religiones. Su objetivo es transmitir a todos sus visitantes una inspiración Zen, ofreciendo unas vistas a un lugar de creación divina que tienen en común todas las religiones, la naturaleza.