El ser humano es, a veces, bastante incomprensible. Cuando llega el verano, enseguida nos lanzamos a los lugares de costa, y cuanto más al sur, mejor. ¿Por qué? Porque perseguimos el buen tiempo y los días soleados. El problema es que (y ahora, aún más con el cambio climático) entre la segunda quincena de julio y la primera de agosto no es raro que el termómetro supere con soltura los 30 grados. Y así nos pasamos el día: torrándonos en la arena, metiéndonos en el agua para refrescarnos, y torrándonos en la arena otra vez. Lo peor es cuando el termómetro no remite por la noche. O no lo suficiente para evitarnos una vigilia alterada y empapada en sudor.
Te proponemos un lugar donde el mar queda muy, muy lejos, pero donde podrás disfrutar de noches frescas. A veces, incluso gélidas. De esas de cobijarte bajo una manta bien gruesa y dormir a pierna suelta. Y disfrutar también de días en los que no te sentirás como un besugo a la brasa. Tal vez el hecho de que sea de interior (a 74 kilómetros de Teruel), y el segundo más elevado de nuestro país (a 1.604 metros sobre el nivel del mar), sea lo que le ha valido a Griegos la etiqueta de "pueblo más frío de España", y como muchos recalcan, "también en verano". Por lo pronto, su temperatura media anual es de solo ocho grados.

Para que te hagas una idea, hoy su temperatura máxima será de 19 grados, según AEMET, pero por la noche, el termómetro bajará a ¡siete! Y si asumimos que esta semana llega una ola de calor, el domingo que viene marcará uno de sus picos anuales: 26 grados. Pero de madrugada la temperatura bajará a ocho, una tercera parte, de modo que podrás disfrutar del acogimiento de una buena manta. En agosto, si nos atenemos a datos de más de 50 años recopilados por el Ministerio de Agricultura (entre 1961 y 2003), la temperatura media en verano no llega a 20 grados. Y las mínimas rondan, durante la época estival, los 10 de media, aunque hay quien dice que ha visto el termómetro marcar puntualmente los... ¡cero grados!

No solo bajas temperaturas
Para admirar Griegos y su imponente entorno natural en la Sierra de Albarracín, lo mejor es llegar a la Muela de San Juan, uno de los miradores más privilegiados de la región. Los alrededores de Griegos conservan una rica biodiversidad: la dehesa boyal es un estallido de flora que atrae a numerosos fotógrafos y naturalistas venidos de todas partes.
También se puede admirar su abundante fauna en cualquier época del año, y no solo fuera de las paredes encaladas de este pueblo: puedes visitar su Museo de Mariposas, que contiene alrededor de 2.700 ejemplares.

Sin duda, una opción para una escapada veraniega con la que muchos no contaban: este pueblo de apenas 130 habitantes, con casitas encaladas y un entorno natural espectacular, hará que no eches de menos las noches frescas, ni siquiera en agosto. ¿Quién necesita una playa?