Las flores del Algarve no esperan a la primavera

Los almendros del sur de Portugal ya ofrecen un espectáculo de colores blancos y rosados en invierno. Te proponemos una ruta para comprobarlo 'in situ'

Algarve en flor
Algarve en flor /

No hay que esperar a la primavera para disfrutar de un espectáculo florido. El Barrocal, una región agrícola repleta de almendros del Algarve, al sur de Portugal, cambia su color paisajístico desde ya mismo. Los tallos de las ramas de los árboles explotan y transforman los campos, hasta ahora rojizos aparentemente baldíos, en mantos de tonalidades rosas y blancas.

No se sabe a ciencia cierta por qué hay tantos almendros en esta región, pero nosotros nos quedamos con una de las muchas teorías o, mejor dicho, con la historia más sugerente: en los tiempos en los que el Algarve era Al-Gharb, existió un califa llamado Ibn-Almundim cuya mujer, una joven princesa nórdica, echaba de menos los paisajes nevados de su tierra. Para contener su nostalgia, Ibn Almundim mandó plantar miles de almendros que, una vez al año, coloreaban de blanco los paisajes que rodeaban el castillo.

Con ella se elaboran dulces como la azevia, una especie de empanadilla dulce, tradicional de la Navidad, que lleva almendra, batata y calabaza; también los famosos queijinhos de figo que mezclan dos de los ingredientes básicos de la zona, el higo y la almendra, los bolinhos y el morgadinho, con almendra y cabello de ángel.

Uno de los licores más populares de la región, la amarginha, también incorpora altas dosis de la variedad amarga de este fruto. Se sirve después del café y marida muy bien con una buena sobremesa. Una, por qué no, contemplando los inopinados paisajes blancos de esta época del año, que poco tienen que ver con la nieve.

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