La escapada romántica perfecta está en Heidelberg, “la pequeña Praga” alemana

El lugar de ensueño a orillas del río Neckar

Heidelberg, Alemania la pequeña Praga

Puente Viejo de Heidelberg con vistas de la ciudad y sus ruinas en lo alto

/ RudyBalasko

Al sur de Fráncfort y a una corta distancia del curso del río Rin, Heidelberg se presenta como una de las ciudades donde se respira mayor romanticismo de toda Alemania, con muchos ingredientes y lugares que nos harán pensar que nos encontramos en una versión reducida de la inmortal Praga. Una población perfecta para vivir una escapada cargada de esos matices que acaban cautivando al finalizar el viaje.

Heidelberg, Alemania

Vista aérea de la preciosa ciudad de Heidelberg la "pequeña Praga"

/ Freeartist / ISTOCK

Nos disponemos a conocer uno de los puntos más apreciados por el turismo dentro de las fronteras germanas pero que aún permanece desconocido por muchos fuera del país.

¿La “pequeña Praga”?

El río Neckar discurre tranquilo en su último tramo antes de desembocar en el caudaloso Rin, a la altura de Mannheim, dejando a su paso varias poblaciones entre las que destaca por encima de todas Heidelberg, una ciudad-distrito con una historia y un patrimonio que la hacen destacar entre las más visitadas de Alemania.

Casi rayando con Renania-Palatinado pero aún dentro de los límites de Baden-Wurtemberg, Heidelberg cuenta con toda la personalidad que le confieren los quince siglos de antigüedad desde su origen en una fortaleza celta, si bien el lugar donde se ubica ya era un punto recurrente de asentamientos humanos desde mucho antes.

Casco antiguo de Heidelberg, Alemania

Múltiples colores cálidos forman la estampa más bonita del casco antiguo de la ciudad

/ FooTToo / ISTOCK

La cita con la Historia está asegurada en esta urbe de tamaño medio con un clima benigno para los estándares centroeuropeos, así como con la Prehistoria, como bien constata la famosa mandíbula del “Hombre de Heidelberg”, descubierta a principios del siglo XX en este enclave para pasar a significar uno de los mayores descubrimientos hasta la fecha sobre los homínidos del continente.

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La construcción de un monasterio en el siglo IX, sobre la parte elevada de la actual ciudad, marcó el punto de partida de lo que significaría más tarde la población, especialmente con la fundación de la Universidad de Heidelberg en 1386, cuya institución fue vital en los procesos de reforma de la doctrina cristiana en los siglos XV y XVI.

Plaza Kornmarkt, Heidelberg, Alemania

Vista de la plaza Kornmarkt con un impresionante monasterio al fondo 

/ U. J. Alexander / ISTOCK

Considerada la universidad más antigua de Alemania, su gran prestigio ha perdurado hasta nuestros días, siendo fundamental su papel en el desarrollo social y cultural de la población, además de significar un polo de atracción turística importante gracias a joyas como su biblioteca - asimismo la más antigua del país - o el Studentenkarzer, la “cárcel de estudiantes”.

Biblioteca de la universidad de Heidelberg, Alemania

La imponente biblioteca de la universidad más antigua de Alemania, la Universidad de Heidelberg

/ alxpin / ISTOCK

Mientras, esta urbe que fue el corazón del Romanticismo en Alemania, nos regala un centro histórico encantador. La Ciudad Vieja o Altstadt nos permite sumergirnos en un trazado de preciosas calles peatonales y plazas con un gusto especial como la Plaza del Mercado o la Kornmarkt, que cuentan además con un ambiente que favorece el que permanezcan siempre vivas.

A esto hay que unirle la presencia de monumentos de talla excepcional, como la iglesia del Espíritu Santo o Heiliggeistkirche, la más iconográfica y valorada de Hieldelberg, desde cuyo campanario se puede disfrutar de unas vistas panorámicas de toda la población.

Heidelberg, Alemania

Impresionantes vistas de la ciudad de Heidelberg desde las alturas

/ RudyBalasko / ISTOCK

Pero más allá de la belleza y el encanto de la ciudad vieja, lo que permite comparar a Heidelberg con Praga, en una escala reducida, son sobre todo dos edificaciones. Por un lado, el puente de Carlos Teodoro Brücke o Puente Viejo, construido en el siglo XVIII sobre el río Neckar. Su estampa sobre el curso fluvial, su nombre, su fisionomía, la puerta monumental con dos torres fortificadas en uno de sus extremos – parte de la antigua muralla – o las figuras que decoran su recorrido, nos recuerdan poderosamente al puente de Carlos de Praga.

Puente Viejo de Heidelberg, Alemania

Torres que franquean el puente viejo de Heidelberg y por el cual es comparado al Puente de Carlos de Praga

/ bbsferrari / ISTOCK

No es de extrañar estos grandes parecidos, al igual que ocurre con el puente viejo de la ciudad de Würzburg, también en Alemania, atendiendo a la rivalidad que tuvieron los condes palatinos que gobernaron en estas latitudes con las cortes imperiales de Praga o Viena.

Puente Viejo de Heidelberg, Alemania

Estampa del Puente Viejo de Heidelberg desde la orilla opuesta a la ciudad

/ paul fowler / ISTOCK

Pero, antes de abandonar el Puente Viejo de Heidelberg, no podemos dejar de hacer una parada junto al célebre mono del puente, una estatua de bronce que representa un mono sosteniendo un espejo, punto imprescindible de toda visita turística por la ciudad. Según la tradición, tocar el espejo, en el que nos vemos reflejados, da suerte.

El palacio de Heidelberg, el símbolo de la ciudad

Junto al Puente Viejo, la otra gran atracción y gran símbolo tanto de Hieldelberg como de Alemania, en tanto que constituye uno de los monumentos más valorados y visitados del país, es el conjunto palaciego que se encuentra en la parte alta de la ciudad, en el monte Königstuhl. Se trata de una de las ruinas más famosas de todo el territorio germano y señal de identidad del romanticismo alemán y ejemplo renacentista.

Ruinas de Heidelberg, Alemania

Ruinas del mayor ejemplo del romanticismo alemán de Heidelberg

/ Drbouz / ISTOCK

La que fuera residencia de los antiguos condes palatinos y electores de la casa de Wittelsbach, es hoy en día un imponente conjunto de edificios cuyas ruinas, en mayor o menor grado de conservación o restauración, forman un sitio único que ha pervivido con el paso de los siglos, con curiosidades tan llamativas en su interior como el que fuera el barril de madera más grande del mundo, con capacidad para más de 221.000 litros. El último de una sucesión de cuatro grandes toneles - tras haberse destruido los tres anteriores en diferentes episodios -, cuyo primer ejemplar fue creado en 1592 -. Decimos “el que fuera” porque ese honor se lo arrebató otro gigantesco barril, con 300.000 litros de capacidad, construido hace pocos años en Languedoc para la bodega francesa Château Puech Haut.

Heidelberg, Alemania

Vistas de las ruinas de Heidelberg

/ mmac72 / ISTOCK

Un gran complejo cargado de historia que mira a la ciudad desde arriba, recordándonos en cierta medida todo el recinto que constituye el Castillo de Praga y sugiriéndonos el enorme romanticismo que despierta la ciudad de Hiedelberg.

Seguramente, el mejor punto desde el que podemos admirar toda esta belleza en su conjunto se sitúa en la margen opuesta del río, a lo largo del Paseo de los Filósofos, donde un mirador nos regala un encuadre perfecto de toda esta preciosa población alemana llena de encanto.

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