Un recorrido por el Milán de Giuseppe Verdi ha de empezar por su centro espiritual, el Duomo, llamado por Mark Twain "un poema en mármol". Pero una metáfora casi más descriptiva sería la de "erizo de mármol", pues en su imagen exterior lo que más llama la atención del sorprendido observador son sus 135 pináculos y más de 2.400 estatuas de mármol pertenecientes a distintos periodos. Pero no es el único templo de Vedi. Otros lugares como el Teatro de la Scala o los largos pórticos de la Galleria Vittorio Emanuele II también son de imprescindible visita si se quiere conocer la ciudad de uno de los compositores de ópera italianos más importantes de todos los tiempos.
El Milán de Verdi
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Detalle de una de las gárgolas de la Catedral de Milán.
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La Catedral de Milán es la tercera iglesia más grande de la cristiandad.
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Museo del Teatro de La Scala.
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La sala en forma de herradura de La Scala, revestida con terciopelo rojo y pan de oro, tiene 260 palcos repartidos en cuatro órdenes y un patio.
El Milán de Verdi
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La Galleria Vittorio Emanuele II, el centro comercial más antiguo del mundo (1877), destaca por sus techos de hierro y cristal y por sus mosaicos.
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Detalle de los techos de hierro de La Galleria Vittorio Emanuele II.
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Ofrendas en el interior de la Catedral.
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La Piazza del Duomo, el corazón de la capital lombarda, está presidida por una estatua ecuestre de Vittorio Emanuele II.
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El Museo del Teatro de La Scala, inaugurado en 1913, refleja la historia de este templo del arte lírico.
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Busto y mano de Giuseppe Verdi realizados post mórtem, en el Museo del Teatro de La Scala.
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El lujoso Seven Stars Galleria es el único hotel de siete estrellas de Europa. El hall de este hotel está decorado con una lámpara de Murano en forma de medusa.
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Habitación del Seven Stars Galleria.