Estos destinos son mejores en septiembre que en agosto: anótalos
El mes en el que los expertos cogen sus vacaciones.

En septiembre veranean los que saben, los que apuran agosto en las ciudades, casi vacías, cuando el ritmo de trabajo se reduce y esperan a septiembre para disfrutar sus vacaciones. Todo el mundo vuelve al trabajo y ellos preparan las maletas para disfrutar de los mismos destinos, pero a precios más bajos y con mucha menos gente con la que compartir playas, mares y restaurantes. Una decisión a todas luces muy interesante.

Santorini, Grecia
Las islas del mar Egeo, las islas griegas, son uno de los destinos más visitados del mundo, especialmente, claro, en verano. Entre ellas, Santorini se lleva la palma, por sus casas blancas y cúpulas azules pasan visitantes todos los días de julio, de agosto. El verano es abrasador aquí, y encontrar alojamiento o reserva para cenar puede ser una odisea digna de estas tierras, homéricas. En septiembre todo cambia, sí, y las playas se pueden pasear más armoniosamente, y las temperaturas se moderan, y los paseos y el Egeo serán tanto más amables. Santorini muestra su mejor cara en septiembre. Es el momento.
Provenza, Francia
Francia tiene el lugar más visitado del planeta, París. Pero otras regiones no se quedan lejos en términos de atractivo turístico. Provenza es muy famosa, muy buscada y muy hermosa: sus campos de lavanda florecen en julio y hasta aquí llegan cientos, miles, millones. Cuando llega septiembre, la vida se relaja, y los pintorescos pueblos de la región tienen otro ritmo, más calmo, más acogedor.

Un paseo en bicicleta por los viñedos puede ser un auténtico infierno en agosto, pero ahora se pueden hacer sin arriesgarte a una insolación. Además, septiembre es tiempo de vendimia, y eso significa mucha celebración y mucho y buen vino. El propio paisaje otoñal empieza a lucirse, y la gastronomía será más accesible, en todos los sentidos: de cantidad y de calidad. Septiembre y la Provenza riman.

Toscana, Italia
El verano en Italia es escenario de novelas y películas desde tiempos pretéritos. Y asimismo se convierte en un lugar masivo, y algo incómodo para visitar en agosto. Pasear Florencia con 40 grados no tiene nada de mágico, más bien lo tiene de agobiante. Siena tampoco es buena amiga de las temperaturas extremas. Mucho mejor venir a recorrer la Toscana rural o citadina cuando el sol incide menos directo sobre nosotros. Los pueblos de Toscana estarán casi vacíos, solo quedarán sus habitantes y la experiencia será otra, mejor, más cercana a lo que uno cuando viaja busca: acercarse a lo local, descubrir la vida del resto del año, cuando los turistas se han marchado.
Síguele la pista
Lo último
