Descubre el milagro del vino y el agua en el corazón de La Mancha
Viajamos hasta Ciudad Real para desvelar qué sorpresas nos deparan estas tierras

Allá donde se localiza el mismo centro geográfico de la región de Castilla-La Mancha, en el mismo corazón de la meseta que se extiende al sur de Madrid, hallamos un territorio donde el vino y el agua cobran todo el protagonismo en uno de los paisajes llanos por antonomasia de entre los que podamos encontrar en España.

Llegamos hasta Tomelloso y sus alrededores, donde nos aguarda el internacionalmente conocido «mar de viñas» y una de las denominaciones de mayor producción mundial de vino. Desde esta población disiparemos nuestras miradas para aparecer – tal y como nos contaban hace años que hacía el Guadiana – en los más importantes lugares de la provincia de Ciudad Real pertenecientes a la Reserva de la Biosfera de La Mancha Húmeda.

Viñedos por doquier
Avanzamos por la carretera, adentrándonos por la provincia de Ciudad Real, hacia un horizonte que aquí hace honor a su nombre y nos dibuja en todas las direcciones una línea paralela a la tierra casi perfecta. Mientras, el detalle de los campos nos habla de un paisaje agrícola dominado por cereales y, sobre todo, vides, que ocupando grandes extensiones forman lo que se conoce como «mar de viñas».

Nos encontramos en los dominios del término municipal de Tomelloso, la localidad por excelencia del vino de la denominación de origen protegida de La Mancha, famosa por estar considerada una de las áreas de mayor producción de vino del mundo.

En el corazón de la región manchega, entre las poblaciones de Mota del Cuervo, Villarrobledo y la propia Tomelloso, se ubica esta zona donde se concentran decenas de bodegas de grandes dimensiones, alcoholeras de solera y miles y miles de hectáreas dedicadas a este cultivo que resulta omnipresente en esta parte de España. Como si de un prodigio se tratara, la cultura del vino impregna la vida de las poblaciones del lugar ofreciéndonos un turismo orientado a este fruto que protagoniza aquí sectores tan dispares como la agricultura, la industria, la gastronomía, el alojamiento o el patrimonio.

Gracias a una de las Rutas del Vino con que cuenta nuestro país, en este caso la de La Mancha, podremos vivir la experiencia del vino a través de un turismo sostenible, de calidad y en un entorno lleno de tranquilidad alejado de las grandes aglomeraciones.
Cuando el vino se convierte en agua
Si hacemos volar nuestra imaginación y buceamos en el terreno de lo fantástico, resulta hasta paradójico que en unas tierras donde el vino tiene tanto protagonismo exista tal abundancia de agua. Y no lo decimos tanto por el famoso milagro de la tradición cristiana basado en la transformación del agua en vino, sino por el simple hecho agronómico de que la vid sea un cultivo tradicionalmente de secano.
A pesar de ello, en toda esta franja de la provincia de Ciudad Real nos encontramos con algunas de las superficies de agua más emblemáticas de nuestra geografía, como puedan ser las Lagunas de Ruidera, el parque natural formado por ese magnífico conjunto de lagunas y cascadas tan conocido por todos, precedido por el importante embalse de Peñarroya, la puerta de entrada al parque y donde se levanta el icónico castillo de sus orillas, a tan solo dieciséis kilómetros de la población de Tomelloso.
Pero, no solo eso, sino que hacia el oeste, un poco más alejado pero también próximo a Tomelloso, se encuentra asimismo el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, el humedal por excelencia manchego.
Estos, así como otros rincones tan relevantes de esta zona como las Lagunas de Alcázar de San Juan o las de Manjavacas o Pedro Muñoz, forman complejos lacustres que se integran dentro de la figura de protección de la Reserva de la Biosfera de la Unesco de la Mancha Húmeda, que con una extensión de 25000 hectáreas en total fue reconocida como tal hace ya tres décadas. Una denominación que abarca lugares de las provincias de Toledo, Cuenca, Albacete o la misma Ciudad Real, donde se encuentran sus espacios lagunares más carismáticos e importantes, como el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel.

Los humedales de origen fluvial que se acumulan en las llanuras de inundación, los encharcamientos, las lagunas endorreicas o las surgencias de acuíferos son el alma de esta reserva de vital importancia desde el punto de vista de las aves – es uno de los conjuntos de humedales más importantes de toda Europa en este sentido y un lugar privilegiado para sus migraciones -.
No cabe la menor duda de que en todo este sector de la provincia de Ciudad Real, el agua y el vino maridan a la perfección para ofrecernos un panorama muy sugestivo que nos invita a acercarnos para visitarlo.
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