Estas son las cuevas de Waitomo, la maravilla de la luminiscencia de Nueva Zelanda

Un universo asombroso en un laberinto de grutas y ríos subterráneos

Cuevas de Waitomo, Nueva Zelanda

Impresionante vista de dos personas admirando las cuevas de Waitomo

/ MarcelStrelow

Nueva Zelanda asombra al mundo con su maravillosa naturaleza, insignia de oro de sus muchos recursos turísticos.

Como no podía ser menos, la Isla Norte, una de las dos grandes porciones de su territorio, alberga un distrito de marcada esencia rural en el que podemos hallar verdaderos y sorprendentes espacios naturales, algunos de ellos únicos en el mundo, como es el caso de las cuevas Waitomo, una sensacional serie de grutas, sumideros y ríos subterráneos en los que los grandes protagonistas son sus moradores: gusanos bioluminiscentes que crean en la oscuridad de las cavidades un espectáculo impresionante.

Cuevas de Waitomo, Nueva Zelanda

Las cuevas de Waitomo brillan gracias a los gusanos bioluminiscentes que viven en su interior

/ MarcelStrelow / ISTOCK

Un universo kárstico de doce kilómetros

A mediados del último tercio del siglo XIX, el jefe maorí Tane Tinorau, acompañado por el topógrafo inglés Fred Mace, exploró por primera vez un área kárstica subterránea en el distrito de Waitomo, situada a medio camino entre las poblaciones de Otorohanga y Te Kuiti.

Creados durante millones de años, los doce kilómetros de cuevas calcáreas se configuran en dos niveles, con gran presencia de agua en uno de ellos, como viene indicando su propio topónimo, que en la lengua local se podría traducir – aunque no en sentido literal - “agua que fluye por la abertura”.

Cuevas de Waitomo, Nueva Zelanda

Principalmente los colores que lucen las paredes son azules y verdes

/ jimfeng / ISTOCK

Conocidas también localmente como Glowworm Grotto, este nombre hace referencia a los curiosos habitantes de las cuevas: unos gusanos cuyas larvas producen bioluminiscencia. Lo que normalmente y de manera general llamamos “luciérnagas”, toman la forma en esta ocasión de una especie de insecto que habita solamente en esta parte de Nueva de Zelanda y en Tasmania.

Con una temperatura constante en su interior, durante todo el año, de entre 16 y 17 grados centígrados, y una alta humedad, estas cavidades suponen un hábitat idóneo para estos gusanos que, con sus diminutas luces, llenan las paredes, el techo de los túneles y las cámaras de miles de puntos que dan la impresión de que estemos contemplando el firmamento.

Cuevas de Waitomo, Nueva Zelanda

Esta atracción turística se suma a las demás bellezas que forman el distrito de Waitomo

/ huafires / ISTOCK

Pudiéndose visitar a pie o en bote gracias a guías locales maoríes – algunos de los cuales son descendientes directos del jefe maorí que las exploró por primera vez -, las cuevas brindan, además del espectáculo de los gusanos bioluminiscentes, la visión de las formaciones del interior o la presencia de fósiles marinos, otras experiencias de aventura que están contempladas dentro de las actividades propuestas, como hacer rafting por las aguas oscuras o practicar rappel.

Cuevas de Waitomo, Nueva Zelanda

La combinación de los colores y el tipo de roca dan la impresión de lágrimas que se escurren hasta el suelo

/ MarcelStrelow / ISTOCK

El distrito de Waitomo: mucho más para descubrir

Nos encontramos en un distrito de poco más de 3500 kilómetros cuadrados, de marcado carácter rural y muy poco poblado (aquí viven menos de 10000 habitantes, de los que casi la mitad son maoríes).

Un distrito a caballo entre las regiones de Waikato y Manawatu-Wanganui, en el que la actividad agrícola es la predominante. Sin embargo, y a pesar de ello, este sector se ha hecho famoso por la existencia de varios puntos naturales de gran importancia y belleza, de entre los que es la punta de lanza las cuevas de Waitomo.

Río Waikato, cerca de las cuevas de Waitomo, Nueva Zelanda

Río Waikato a su paso por el Parque Wairakei de Taupo

/ DoraDalton / ISTOCK

No obstante, no son la única atracción de esta parte del mundo que nos puede maravillar. En efecto, existen otros puntos de imprescindible visita que cualquier visitante incluye en toda ruta por la región.

En primer lugar, la cueva Raukuri, otro producto natural de la erosión calcárea, muy similar a las grutas anteriores en cuanto a la formación, que permite su visita a través de una impresionante entrada en espiral que desciende varias decenas de metros al subsuelo.

Puente natural de Mangapohue, en la zona de las cuevas de Waitomo, Nueva Zelanda

El precioso puente natural de Mangapohue

/ FiledIMAGE / ISTOCK

Por otro lado, siguiendo la llamada “Anga Road”, llegamos hasta el área del río Marokopa, donde nos toparemos con el puente natural de Mangapohue, de 17 metros de altura, las cuevas Piripiri y las cataratas Marokopa, con una caída de 35 metros.

Además, podemos complementar estas visitas a los entornos naturales de Waitomo con escapadas culturales a las poblaciones de Otorohanga - donde podremos conocer los secretos del símbolo nacional, el Kiwi -, o Piopio, una localidad de nombre llamativo desde donde se ofrecen visitas guiadas a Denize Bluffs, uno de los escenarios de la película El Hobbit.

Cataratas Marokopa, Nueva Zelanda, cuevas de Waitomo

Las impresionantes cataratas Marokopa en Nueva Zelanda

/ denizunlusu / ISTOCK

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