¿Qué es un cocido viudo? Viajamos hasta Binéfar para saciar nuestra curiosidad

Descubrimos qué nos deparan esta localidad oscense y sus alrededores

Binéfar, Huesca

Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol de Binéfar

/ Zarateman

Entre Huesca y Lleida, en la parte más oriental de Aragón, la población de Binéfar se presenta como una villa bien comunicada que hace las delicias de quien, al reclamo de un buen plato de cuchara, se deja caer por sus calles.

En efecto, Binéfar es el lugar por excelencia para descubrir una curiosa variante del cocido, uno de los iconos de la gastronomía española durante los meses en los que aprieta el frío.

El cocido viudo o «recao»

Llegamos hasta Binéfar, la capital administrativa de la comarca de La Litera. Una comarca donde las tierras fronterizas se difuminan, en ocasiones, para crear una identidad a caballo entre los territorios de Aragón y Cataluña.

Binéfar, Huesca

Calles de Binéfar

/ Zarateman

Aquí, en los límites de la provincia de Huesca, a tiro de piedra de los dominios de Lleida y frente a dos comarcas históricas tan renombradas como son Ribagorza y Somontano de Barbastro, esta población de entidad considerable para los términos rurales, situada en mitad de una llanura, nos invita a hacer un alto en el camino para degustar un plato popular que a buen seguro irá seguido de una dilatada sobremesa.

El «recao», según su acepción local, o cocido viudo, como se conoce de manera general, es un plato contundente que emplea, sin embargo, ingredientes vegetales. Guiso aragonés que es el plato estrella de una villa de Binéfar que, paradójicamente, es una de las lonjas ganaderas más importantes de toda España e incluso de Europa.

Binéfar, Huesca
Binéfar, Huesca / rudisill / ISTOCK

No veremos la carne, así pues, en este plato cuyo término «viudo» hace referencia a esta característica, pero que no nos dejará con hambre a tenor de sus ingredientes principales: judías blancas, patatas y arroz.

Ingredientes sencillos aunque, eso sí, en su elaboración está el secreto del atractivo de este guiso cuyo nombre y receta popularizó ampliamente, en el primer tercio del siglo XX, el gran conocedor de la cocina española Teodoro Bardají Mas, oriundo de esta localidad.

Unos cuantos (bellos) motivos para visitar la ciudad de Huesca
Unos cuantos (bellos) motivos para visitar la ciudad de Huesca

Binéfar y sus alrededores

Si hay algo que podemos recomendar tras saborear el recao de Binéfar, con el fin de aligerar nuestro viaje, es pasear por las calles de esta villa aragonesa o explorar sus alrededores en busca de lugares que bien merezcan nuestra atención.

Binéfar, Huesca

Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol de Binéfar

/ Fernando

La figura de la torre del campanario de la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol de Binéfar nos servirá de referencia para guiarnos por la parte antigua de la población, donde aún se conservan casonas señoriales levantadas durante el Renacimiento.

Mientras, a tan solo quince kilómetros, el importante núcleo urbano de Monzón, con la sobresaliente imagen de su castillo templario en lo alto de una elevación, así como la vetusta estampa de su Concatedral de Santa María del Romeral, se presenta asimismo como una parada obligada.

Monzón, Huesca

Castillo de Monzón

/ Tomás Guardia Bencomo / ISTOCK

No lejos de Monzón, a escasos kilómetros, Fonz es otro punto imprescindible de la zona. Conjunto Histórico-Artístico, no hay que dejar de ver sus palacios renacentistas, con el de los Barones de Valdeolivos o «Casa Ric» a la cabeza.

Fonz, Huesca

Iglesia de Fonz

/ Magnífico

En dirección opuesta, hacia el oeste, otra posible excursión desde Binéfar dirige nuestras miradas hacia otro monumento irrenunciable. El Real Monasterio de Santa María de Sigena, erigido en el siglo XII, es un impresionante ejemplo románico de gran relevancia en su época que, a pesar de haber perdido gran parte de su patrimonio, merece mucho la pena admirar en la actualidad.

Finestres, Huesca

Murallas de Finestres

/ santirf / ISTOCK

Y si nuestra motivación es grande y las fuerzas nos acompañan para adentrarnos a través de senderos en mitad del monte, qué mejor que poner rumbo en dirección a Estopiñán del Castillo, desde donde llegaremos hasta el pueblo abandonado de Finestres, punto de inicio de la ruta que nos conduce a uno de los tesoros geológicos de Aragón: la muralla de Finestres. Una impresionante formación rocosa cuya base se llega a abatir sobre las aguas del embalse de Canelles formando una postal única.

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