Ciudades medievales, cataratas impresionantes y una gastronomía increíble: el país más barato de Europa es también uno de los más bonitos
Todo el mundo viaja a Croacia, pero ¿has oído hablar de su vecina más barata? Te contamos todas las maravillas que puedes descubrir en Bosnia y Herzegovina.

Hay vida en la península balcánica más allá de Grecia y Croacia. Si bien estos dos países son maravillosamente bellos y destinos imprescindibles para los enamorados del sol, el agua cristalina y la comida rica, a menudo nos olvidamos de que sus vecinos pueden ser igualmente atractivos.
Este año, la fiebre por Albania y su turquesísima riviera ha pegado fuerte. Pero ¿qué se oculta al otro lado de Croacia? Hoy nos decantamos por relatar las delicias de Bosnia y Herzegovina.

La historia de Bosnia y Herzegovina
No se puede enteder el paisaje de un país sin conocer algo de su historia. El territorio que hoy ocupa Bosnia y Herzegovina (habitualmente referido, simplemente, como Bosnia Herzegovina) lleva poblado desde el siglo IV a.C., cuando los Ilirios hicieron de este su hogar.
Durante los siguientes siglos ha sido parte del Imperio Romano, el Bizantino, el Turco y el Austro-Húngaro. Cada una de estas etapas ha dejado su impronta en la cultura, la gastronomía y, por supuesto, la arquitectura del país. Por ejemplo, sabemos que durante la Edad Media –hasta la adhesión a los bizantinos– las familias se agrupaban en pequeñas comunidades o aldeas convivientes que llamaban Zadrugas. La formación de ciudades vino después, y los servicios públicos de seguridad e higiene los trajeron los austríacos.
Entre 1992 y 1995 tuvo lugar en este territorio la guerra de Bosnia, que dejó el país asolado. Muchas de sus ciudades quedaron destrozadas y han sido restauradas poco a poco desde entonces; y la economía de la región todavía no se ha recuperado. Esto se traduce en que es un país muy barato al que viajar y, además, hacerlo supone apoyar su recuperación, ya que el turismo se ha convertido en el motor de recuperación económica.

Qué ver en Bosnia y Herzegovina
El país tiene una riquísima oferta tanto natural como elaborada por la mano del hombre. Su orografía es muy variada, comprende desde cordilleras boscosas hasta lagos, ríos y cascadas; lo que ha propiciado que sea hogar de muchas especies en peligro de extinción y uno de los países europeos con mayor riqueza forestal y biodiversidad.
En verano, triunfan sus playas y sus actividades de montaña ligera. En invierno, en cambio, es uno de los destinos de esquí con mejor relación calidad-precio del mundo.

Sarajevo
La capital del país es parada indiscutible para un viajero. Elegida "mejor ciudad para visitar" en el año 2012, a Sarajevo se la conoce como la Jerusalén de Europa porque en sus barrios conviven pacíficamente musulmanes, cristianos ortodoxos, cristianos católicos y judíos. Callejear por la ciudad es empaparse de arquitectura otomana y austrohúngara.

Mostar
La que fuera la capital de la región de Herzegovina es una ciudad de cuento, con casitas de piedra surcadas por el río Neretva y apoyadas sobre la ladera. Aunque Mostar quedó severamente dañada durante la guerra, se ha restaurado para recuperar la arquitectura original otomana.

Las cascadas Kravice
El río Trezibat, a su paso entre Mostar y Sarajevo, tiene una sucesión de impresionantes saltos de agua de hasta 25 metros de altura que desembocan en un lago de agua cristalina. ¿Lo mejor de todo? El lago es apto para el baño.

Blagaj
Otro rincón con encanto que no te puedes perder es Blagaj. Al pie de una montaña de 200 metros de altura se encuentra un río que fluye directamente del interior de una cueva. Apostado en una roca surge un pueblo con un monasterio musulmán sufí (el monasterio Derviche) al que solo se puede acceder en barca. La estampa de la montaña, el manantial alimentando al río agua color turquesa y las casitas blancas es imprescindible.

Medjugojre
Uno de los principales focos de turismo en Bosnia y Herzegovina es la ciudad de Medjugojre. Desde que en 1981 comenzaran las apariciones de la Virgen María a un grupo de seis jóvenes, algunos de los cuales siguen recibiendo mensajes suyos a día de hoy, esta pequeña ciudad se ha convertido en foco de peregrinación. Es el tercer lugar religioso más importante de Europa, con más de 30 millones de visitantes desde que comenzaron los mensajes.
Qué comer en Bosnia y Herzegovina
El viaje no está completo sin sentarnos a la mesa. Aquí nos esperan delicias balcánicas, por supuesto, como el baklava y el café turco, pero tambíen algunos platos tradicionales exclusivos. Triunfan la meza de Bosnia, una suerte de picoteo de fiambres y quesos que se suele acompañar de cerveza en las reniones informales; y el cevapi, un pan relleno de carne asada especiada y cebolla picada. En conjunto, la gastronomía bosnia tiene una fuerte presencia cárnica y se suele acompañar de salsas de yogur, como es típico en toda la zona.
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