Te contamos por qué este es el año de Burgos: un 2021 plagado de celebraciones

Se conmemora el octavo centenario de su catedral, por lo que es un buen momento para visitar este monumento, conocer la renovada ciudad de Burgos y viajar por la provincia disfrutando de su naturaleza.

Burgos, 2021
Burgos, 2021 / Gonzalo Azumendi

Definitivamente la transformación de Burgos es todo un éxito. De aquella ciudad fría, triste y gris de los años ochenta se ha pasado a otra llena de luz, color y dinamismo cultural que sorprende al viajero que la visita. Y esta transformación radical hay que buscarla en varios acontecimientos relevantes ocurridos durante estos años. El primero tiene relación con la Unesco y las declaraciones de bienes Patrimonio de la Humanidad. La historia comienza en el año 1984 con la declaración de la catedral, la primera en España y la única de manera aislada, sin incluir su centro histórico.

Burgos, 2021
Burgos, 2021 / Kike Lucas

En ese mismo año se empiezan las excavaciones en los yacimientos paleontológicos de Atapuerca, muy cerca de la capital, situando a Burgos en un lugar destacado dentro del mapa mundial de lugares para el estudio del origen y evolución de la especie humana. Unos años después, en 1993, la Unesco vuelve a destacar a la provincia de Burgos nombrando Patrimonio de la Humanidad sus 112 kilómetros del Camino de Santiago, incluyendo sus monumentos asociados y, entre ellos, todos los de la ciudad de Burgos cercanos al camino. En el 2000 la Unesco declara también a Atapuerca Patrimonio de la Humanidad y, por último, en 2014 amplía la declaración de la catedral incluyendo la totalidad del centro histórico. Así Burgos se convierte en una de las escasas ciudades del mundo con tres declaraciones Unesco en su entorno: el origen de la humanidad, un camino místico de peregrinación y un centro histórico medieval con una catedral de primer nivel. Un privilegio al alcance de muy pocos.

Burgos, 2021

Los peregrinos se encuentran con la Librería del Espolón al paso del Camino de Santiago por Burgos.

/ Gonzalo Azumendi

El segundo acontecimiento hay que buscarlo en el éxito del Plan Director para la restauración de la Catedral. En 1994 una estatua de San Lorenzo cae de lo alto de la torre norte de la fachada principal. Aunque no hay víctimas, se encienden todas las alarmas y se encarga la redacción de un Plan Director que acometa la restauración integral del edificio. Se trataba de “rescatar el pasado de la catedral para proyectarlo hacia el futuro y definir su papel en el siglo XXI”. No solo había que actuar en la arquitectura, también en la obra mueble, la rejería, las vidrieras, los órganos… En 2021, casi 30 años después, el desarrollo del plan habrá concluido con un coste de 40 millones de euros, uno de los mayores en Europa para un monumento y habiendo trabajado en la catedral lo mejor de los profesionales restauradores y gremios artesanos del país.

Burgos, 2021

Puerta del Sarmental de la catedral de Burgos.

/ Gonzalo Azumendi

La tercera parte del éxito hay que atribuirla al Plan General de Ordenación Urbana de Burgos. Un plan redactado en 2010 que ha permitido consolidar el centro histórico y dotar a la ciudad de un cinturón verde, naturalizando el Cerro del Castillo y recuperando las riberas de los ríos Arlanzón y Vena. Con ello se ha devuelto a la ciudad su conexión con la naturaleza perdida durante la etapa industrial. El Plan se ha completado con actuaciones puntuales de gran prestigio, como la construcción del Museo de la Evolución Humana, obra del genial arquitecto cántabro Juan Navarro Baldeweg o el Bulevar del Ferrocarril, convirtiendo la antigua vía del tren en un paseo ecológico diseñado por el prestigioso estudio internacional Herzog & de Meuron, galardonados con el Premio Pritzker de arquitectura.

La historia escrita con luz

Hoy día la Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María de Burgos, el templo de mayor rango en Castilla y León, comúnmente conocida como la catedral de Burgos, luce su piedra caliza blanca de Hontoria bien limpia y saneada. Casi como en el día de su inauguración, allá por 1260, cuando se terminó de levantar y se celebraron los primeros oficios litúrgicos. Años antes, el rey de Castilla Fernando III el Santo había ordenado su construcción para conmemorar su matrimonio con Beatriz de Suabia quedando encargado de su realización el obispo don Mauricio de Burgos. Mauricio viajó por Francia hasta Alemania para recoger a la futura reina y contactó con maestros de obras y constructores que en aquel momento realizaban enormes catedrales en el nuevo estilo gótico europeo.

Burgos, 2021

Vista aérea del casco antiguo y de la catedral de Burgos.

/ Gonzalo Azumendi

No dudó en emplear esta nueva tecnología avanzada, que permitía introducir la luz en el interior de los templos rompiendo con grandes ventanales los muros pesados que habían caracterizado la arquitectura hasta entonces. Burgos, capital del creciente Reino de Castilla tendría su nueva catedral como símbolo de una sociedad cristiana, moderna y en expansión. Así, la primera piedra se puso el 21 de julio de 1221 sobre los restos de la antigua iglesia románica. Poco después moriría el obispo don Mauricio, cuyo magnífico sepulcro de madera tallada revestida de cobre repujado y esmaltado se puede observar hoy en el centro del coro de la catedral. Un merecido homenaje al principal promotor de su construcción.

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Museo de la evolución humana, Burgos

/ Gonzalo Azumendi

Aunque la catedral se realizó en el siglo XIII en un perfecto estilo gótico francés con tres naves, transepto, crucero, presbiterio, girola y dos torres cuadradas en la fachada principal, al modo de la de Notre Dame de París o Reims, sus valores más singulares pertenecen a los siglos XV y XVI, la edad de oro del arte burgalés. Fueron Hans Köln o Juan de Colonia, su hijo Simón y su nieto Francisco los arquitectos que introdujeron el estilo flamenco-alemán, o gótico flamígero, e hicieron de esta catedral un monumento único en el mundo. A mediados del siglo XV, Juan de Colonia coronó las dos torres de la fachada con unas impresionantes agujas de piedra de 28 metros de altura. De forma piramidal de ocho caras, caladas con tracería y rodeadas de pináculos que dominaban el paisaje, hicieron inconfundible la catedral desde el horizonte. A finales del siglo, su hijo Simón de Colonia realizaría la Capilla del Condestable adosada a la girola, iniciando la serie de capillas sepulcrales centralizadas cubiertas con bóveda calada con forma de estrella y pináculos de piedra por el exterior, que caracterizará la arquitectura burgalesa y castellana hasta el siglo XVI.

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La cartuja de Miraflores, a unos tres kilómetros del centro de Burgos, es otra joya del arte gótico final.

/ Gonzalo Azumendi

Por último, ya bien entrado este siglo, Francisco de Colonia, junto al arquitecto Juan de Vallejo, realizarán la cobertura del crucero, el llamado cimborrio de la catedral, construyendo la linterna más bella de todo el renacimiento español. Mezcla de influencias góticas, mudéjares y platerescas, esta estrella calada de ocho puntas que deja pasar la luz pretende hacernos sentir realmente que estamos en el cielo, como así lo significó el rey Felipe II al decir: “Más parece obra de ángeles que de hombres”. Muchas son las obras de arte que además contiene la catedral: la escalera Dorada de Diego de Siloé, las portadas del Sarmental, Pellejería y Coronería, la sillería del coro de Felipe Vigarny, esculturas de Gil de Siloé, decenas de capillas, retablos, claustros, vidrieras, rejerías, pinturas, órganos, relojes… El conjunto es único y su visita hoy día, ordenada y bien planificada, supone una experiencia extraordinaria.

Entre todas estas maravillas no se puede evitar resaltar el efecto sobrecogedor que produce la luz proveniente de la linterna estrellada del crucero iluminando la tumba en el suelo del Cid Campeador y su esposa Doña Jimena, símbolos de la lucha por la cristiandad en la Edad Media, generando una de las escenografías más impactantes y potentes de la arquitectura religiosa histórica.

Burgos, 2021

En la galería Covacha de los Zarpazos, en Atapuerca, se han encontrado restos de Homo heidelbergensis.

/ Gonzalo Azumendi

Gran parte de la provincia de Burgos permanece todavía muy desconocida para los viajeros, aun con los muchos esfuerzos realizados para difundir este territorio mediante rutas o redes temáticas como el Camino del Cid, Raíces de Castilla, los Miradores del Ebro, el Triángulo de Arlanza, o las 4 Villas de Amaya en el Geoparque Las Loras. Su forma recuerda a un bifaz prehistórico, como el Excalibur de Atapuerca o también a un corazón alargado, según se mire. La punta sur está definida por el río Duero y la sierra de la Demanda. En el centro está la capital, los yacimientos de Atapuerca y la línea horizontal este-oeste, por donde pasa el Camino de Santiago. Y en la zona norte están los meandros del curso alto de río Ebro en los territorios históricos de La Bureba y las Merindades, lindando ya con las montañas cántabras y los prados pasiegos. Ríos importantes, sierras, páramos, bosques, cascadas, cuevas y cañones junto a algunos de los pueblos más bellos de España cargados de historia medieval, un territorio apasionante para explorar.

Si empezamos por el sur, hay que hablar del Duero y por supuesto de sus viñas, que producen uno de los mejores vinos del mundo.

Ribera del Duero burgalesa

En el centro de esta Ribera del Duero burgalesa encontramos a Aranda del Duero, población plagada de bodegas en cuevas con una excelente oferta gastronómica y de tapeo significada en eventos famosos como la Jornada del Lechazo Asado. Al oeste de Aranda destaca el barrio de bodegas subterráneas El Cotarro en Moradillo de Roa, con varios premios de enoturismo, y cerca, la villa de Haza, recinto amurallado de escenografía espectacular colgado del pico de la Buitrera sobre el río Riaza. Al este de Aranda encontramos el castillo de Peñaranda de Duero, hoy día convertido en Centro de Interpretación de los Castillos de Frontera, dominando este pueblo pintoresco medieval. Un poco más al este se encuentra la antigua ciudad romana de Clunia con un buen teatro, foro y algunos de los mejores mosaicos del arte hispanorromano. Y para seguir disfrutando del arte, un buen sitio es Caleruega, con el conjunto monumental de Santo Domingo de Guzmán, uno de los más grandes de Castilla.

Burgos, 2021

La estatua del peregrino en el banco recuerda que Burgos y su catedral forman parte del Camino de Santiago.

/ Gonzalo Azumendi

En contraste, al norte, completando el recorrido por esta comarca vinícola, se puede visitar en Gumiel de Izán una de las nuevas bodegas de arquitectura futurista realizada por el arquitecto londinense Norman Foster.

La comarca de la Sierra de la Demanda nos deja algunos de los lugares más famosos e interesantes de Burgos agrupados en los que se denomina el Triángulo de Arlanza. La villa ducal de Lerma es uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura herreriana de la dinastía de los Austrias, en donde destaca el palacio del Duque de Lerma, valido del rey Felipe III, convertido hoy día en Parador de Turismo. Santo Domingo de Silos, con el monasterio y su claustro envuelto en sonidos de cantos gregorianos, es una de las joyas de la arquitectura románica en España. Y Covarrubias, la denominada cuna de Castilla, es una villa monumental en donde destaca la colegiata de San Cosme y San Damián, en cuyo claustro apareció el sarcófago de la princesa Kristina de Noruega, que vino a España en el siglo XIII para casarse con un hermano de Alfonso X el Sabio.

Burgos, 2021

Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas con los sepulcros de Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet en primer término.

/ Gonzalo Azumendi

Aun con las maravillas de este triángulo, no hay que dejar de visitar el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes y el Parque Natural de las Lagunas Glaciares de Neila, uno de los espacios naturales más singulares del Sistema Ibérico. Y ya como lugares curiosos y sugerentes, algo más escondidos, conviene mencionar las ruinas del Monasterio de San Pedro de Arlanza, el desfiladero de La Yecla, la ermita de Santa María de Quintanilla de las Viñas, uno de los edificios más representativos de la arquitectura visigoda, la moderna capilla de San Olav en el Valle de los Lobos de Covarrubias y para los cinéfilos, el cementerio de Sad Hill cerca de Silos, escenario de la película de Clint Eastwood El bueno, el feo y el malo.

Ocio científico y cultural

Las cuevas de Atapuerca están en el centro de la provincia de Burgos y su visita es todo un acontecimiento. Al conjunto de yacimientos, centros de interpretación y museos que componen la experiencia se les denomina Espacio Atapuerca. Además del MEH en la capital, se visita el CAREX (Centro de Arqueología Experimental) en Atapuerca y el CAYAC (Centro de Acceso a los Yacimientos) en Ibeas de Juarros, con autobuses lanzadera a los yacimientos. Allí se accede a tres excavaciones de la Trinchera del Ferrocarril: la Sima del Elefante, donde han aparecido los fósiles humanos más antiguos con más de un millón de años; la Gran Dolina, con los restos del Homo antecessor, y La Galería, con fragmentos de cráneos de hombres preneandertales. La visita, dirigida por técnicos de la Fundación Atapuerca, completada con la colección de fósiles y la exposición permanente sobre la evolución humana en el MEH, es una actividad de ocio científico y cultural sobresaliente.

Burgos, 2021

Plaza del Rey San Fernando, en Burgos, con sus característicos balcones acristalados.

/ Gonzalo Azumendi

Respecto del Camino de Santiago en Burgos, la primera parada en el sector este se hace en Belorado para conocer su curioso conjunto de murales modernos. Aunque lo más importante de esta zona es el monasterio de San Juan de Ortega, famoso por el milagro de la luz equinoccial, efecto que se produce en marzo al iluminar los últimos rayos de sol el vientre de la Virgen María en un capitel tallado del interior de la capilla de San Nicolás de Bari, justo nueve meses antes del día de Navidad. San Juan de Ortega fue un viajero del siglo XI, constructor de puentes y después ermitaño que realizó este santuario para proteger a los peregrinos del Camino que atravesaban los peligrosos Montes de Oca.

Al oeste de Burgos encontramos las ruinas del monasterio de San Antón, hospital de peregrinos del siglo XIV que curaba el fuego de San Antón, enfermedad producida por los hongos del centeno. Poco después está Castrojeriz, villa que contiene la calle más larga de toda la ruta jacobea con cerca de 1.500 metros de longitud. Además del castillo, allí se visitan la iglesia de Nuestra Señora del Manzano y la iglesia de San Juan, construcción templaria con su enigmático rosetón en estrella de cinco puntas, pentalfa o pentágono invertido de simbología esotérica. Villadiego, Sasamón y Melgar de Fernamental forman las otras tres villas de la Ruta de Amaya y son la puerta al Geoparque Las Loras, espectacular lugar de fantásticas formaciones rocosas en donde destacan Peña Amaya, con su castro celta, vigía y puerta de acceso desde la Meseta Central a la Cordillera Cantábrica. La zona norte de Burgos está configurada en torno al río Ebro.

Burgos, 2021

El Arco de Santa María, impresionante puerta en la muralla del siglo XVI realizada por Francisco de Colonia.

/ Gonzalo Azumendi

En La Bureba, una de las comarcas históricas que vieron nacer el condado de Castilla, se encuentra Briviesca, con uno de los primeros trazados de ciudad renacentista realizado durante el reinado de Alfonso XI en el siglo XIV y después exportado a muchas ciudades de América. Cerca está Oña, que junto a Poza de la Sal y Frías conforman la mancomunidad Raíces de Castilla. Surcada por el río Oca, aquí los monjes benedictinos de Cluny levantaron a principios del siglo XII el espectacular monasterio de San Salvador, que contiene el Panteón Real con los sepulcros de los últimos condes y los primeros reyes de Castilla. Poza de la Sal es conocido por sus salinas, por ser lugar de nacimiento del querido doctor Félix Rodríguez de la Fuente y Frías y por tener el título de uno de los pueblos más bonitos de España. El Ebro cruza toda la zona de oeste a este y va formando meandros y cañones que se pueden observar muy bien desde la Ruta de los Miradores, principalmente entre el pintoresco pueblo de Orbaneja del Castillo y Pesquera del Ebro. El río continúa hacia el este por el Parque Natural de los Montes Obarenes, donde hay iniciativas innovadoras para visitar los bosques, como La Metrópoli Verde en San Zadornil.

El paraíso de las Merindades

En el límite de la provincia, con el Ebro como frontera sur y la cordillera Cantábrica y los valles pasiegos por el norte, está situada la comarca de las Merindades, un conjunto de pueblos en montañas, desfiladeros, ríos, prados y bosque de robles y hayas de una belleza difícil de contar. Valle de Mena sorprende por sus saltos de agua, por las ermitas románicas y por el monolito de Taranco, que conmemora el nacimiento de Castilla el 15 de septiembre del año 800; Ojo Guareña también sorprende por su conjunto kárstico; Puentedey, por su espectacular puente de roca sobre el río Nela. Y por fin, por no alargar la lista, el monte de Santiago en el límite noreste, con el Salto del Nervión, la más alta y la más bella cascada de la Península Ibérica.

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