A los millenials les sonará marciano, pero hubo una niña que se hizo famosa con el grito de Pedrooo… mucho antes que Penélope Cruz. Una niña asilvestrada y rebelde que, con sus travesuras y sus dramas, arrancó sonrisas y lágrimas a otros niños que hoy ya peinan canas y que la ven con el pellizco de nostalgia que produce el recuerdo de la infancia.
Esa niña era Heidi, a la que conocimos en la televisión española en la versión japonesa de dibujos animados. ¿Quién no es capaz de cantar ese ¡Abuelito, dime tú…! que ha quedado impregnado en la memoria de varias generaciones?.

Mito cultural
Heidi, muchos no lo saben, es un icono de Suiza. Casi tanto como el chocolate, los bancos y los relojes. Porque fue en este pequeño país donde vio la luz de la mano y la pluma de la escritora Johanna Spyri. Su novela (en realidad son dos) escrita en 1880, fue traducida a más de 50 idiomas y vendida en más de 50 millones de copias por todos los rincones del mundo. Más allá de la serie infantil (que también se vio en numerosos países) las aventuras de esta chiquilla irrumpieron en la gran pantalla hace ahora cuatro años. La película, que era una fiel adaptación del libro, se llamó Heidi y fue dirigida por Alain Gsponer.

Cabras y montañas
Recorrer los escenarios de esta historia pasa por acercarse a Los Grisones, el cantón del este del país reconocido por sus espectaculares paisajes alpinos. Aquí, en estas montañas de la región Bergün Filisur, en el mismo corazón del Parque Ela, se materializan las ansias de libertad de la pequeña. Heidi, para quien no lo recuerde, era feliz en la naturaleza, entre las cabras de su amigo Pedro y bajo el brazo protector de su huraño abuelo, el viejo de los Alpes, cuyo cariño acabó por conquistar.

Sendero temático
Estos bucólicos parajes que recordaría después, cuando fue confinada en Frankfurt al amparo de la estricta Rottenmeier, conforman hoy una ruta temática. El Heidi Trail o Sendero de Heidi es un recorrido señalizado en el que, a través de paneles explicativos, se va desgranando la historia y los matices que se ocultan en estas cumbres. La ruta atraviesa bonitas aldeas serranas. Como Bergün, a 1.400 metros de altitud y al pie de puerto de Albulapass, que destaca por su tradición pastelera. O Latch, donde la pequeña bajaba con su abuelo a vender el queso que elaboraban con sus propias manos.

Canto a la libertad
Fuera de los entramados urbanos, el trayecto discurre sumergido en las montañas, allí donde Heidi corretea libre de constricciones y donde la frágil Clara descubre que puede caminar sin su silla de ruedas. Un camino que serpentea por bosques y prados, donde entregarse a un picnic y una siesta. Al final, ya en Falein, se divisa la cabaña del viejo. Unas tres horas lleva abordar este sendero por paisajes inolvidables. Los mismos que nos llevan a revivir esta tierna historia que sigue siendo un canto a la amistad y la naturaleza.