7 lugares que debes conocer para decir que has recorrido Turquía
No te pierdas los lugares más imprescindibles si viajas a Turquía, un país diverso entre Asia y Europa.

A medio caballo entre Oriente y Occidente, Turquía es conocido por su eclecticismo y riqueza, tanto cultural y gastronómica como paisajística y arquitectónica. Es uno de los países más bellos del mundo, repleto de maravillosas sorpresas que esconden las diversas influencias de todas las civilizaciones que lo han habitado en algún momento.
La antigua península de Anatolia se asoma al mar Egeo, con aldeas que parecen construidas en arena; al mar Negro dejando atrás unos montes ligeramente azulados; al mar de Mármara, salpicado por villas e islas. Tierra de profetas, intrigante y misteriosa, cuna de la Humanidad. Así es Turquía, un destino que no puede conocerse del todo sin haber visitado estos siete puntos.
Capadocia
No puedes irte de Turquía sin conocer la región más preciada del país. La Capadocia, ubicada en pleno centro, es considerado uno de los lugares más impresionantes del mundo. Extrañas formaciones rocosas conocidas como chimeneas de hadas dan forma a este espacio tan característico que suele contemplarse desde el cielo, montado en globo aerostático. Es, quizá, el lugar más parecido a la Luna que hay en la Tierra.

Tumbas licias de Myra
No tan famosas son las tumbas licias de Myra, excavadas en la roca en el siglo IV a.C., siguiendo la creencia de que los muertos serían conducidos al Más Allá por una criatura alada. Aunque la más conocida se ubica en las paredes de la Roca de Dalyan, cercana al río Demre Cay, se reparten en dos necrópolis. Se conservan los pórticos y algunos relieves que no fueron expoliados por el British Museum y, además, en la zona hay también un Anfiteatro y la iglesia bizantina de San Nicolás.

Éfeso
Es una de las ciudades de la Antigüedad mejor conservadas de Asia Menor, lo que la convierte en parada obligatoria. Fue fundada por los griegos, pero alcanzó su máximo apogeo durante la ocupación romana. De aquella época se conservan monumentos y edificios como la Puerta de Hércules que da paso a la Biblioteca de Celso, el Gran Teatro y el Odeón, la Fuente y el Templo de Trajano, el Templo de Domiciano, la puerta de Mazaeus y Mitríades o el Ágora del Comercio.

Costa Turquesa
La también llamada Riviera Turca o Costa Licia está bañada por el mar Egeo y el Mediterráneo y ocupa las provincias de Antalya, Esmirna, Aydin, Mugla y parte de Mersin. La costa se extiende por mil kilómetros. En Antalya se puede disfrutar de playas tan bonitas como Mermerli o Konyaalti, además de presenciar la caída de las cascadas Düden sobre el mar y deleitarse con el casco antiguo de la ciudad, destacado por sus casas de madera de los siglos XVIII y XIX y por su muralla romana.

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Harran
En este pequeño poblado muy próximo a Siria se dice que vivió el profeta Abraham. En él todavía se conservan antiguas tradiciones, así como casas colmenas elaboradas en barro y paja. Ya no las habita nadie, pero los vecinos las utilizan como almacén o establo y algunas están abiertas al público, como Kültür Evi. Esta vivienda se ha convertido en un museo donde se exhiben joyas, artesanías y ropas tradicionales.

Estambul
La ciudad de las mil y una noches no podía faltar en la lista. Estambul es el claro ejemplo de la convivencia entre la tradición de Oriente con la modernidad de Occidente, pues se encuentra justo entre Asia y Europa. Perderse por el Gran Bazar y comprar alguna especia, visitar la famosa Mezquita Azul o la de Santa Sofía, el Palacio Topkapi, tomar un café en sus cafeterías de eruditos, probar la comida típica de los puestos callejeros o atravesar el Bósforo en crucero son algunas de las muchas actividades que pueden hacerse en la capital.

Pamukkale
Un manto de piscinas blancas cubren la ladera de una colina a 160 metros de altura, creando un paisaje alucinante que solo se encuentra en Turquía. Se conoce como 'castillo de algodón' y es una de las zonas más populares del país -declarada Patrimonio de la Humanidad- y uno de los baños termales más espectaculares del mundo. Se trata de un entorno natural que se ha ido creando a lo largo de los años gracias a los movimientos tectónicos que sacaron a la luz fuentes de aguas termales ricas en minerales.

La composición del agua ha formado capas blancas de piedra caliza y travertino que descienden por la montaña dando la sensación de ser una cascada congelada. Aunque la masificación lo puso en peligro, actualmente está en recuperación. Se encuentra en Hierápolis, una antigua ciudad helenística en la que también se pueden visitar las ruinas de grandes monumentos como el Templo de Apolo, la Necrópolis o el Teatro.
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