7 lugares que debes conocer para decir que has recorrido República Checa

La República Checa es uno de esos destinos europeos que parecen mantenerse ocultos. Más allá de Praga (aquí te dejamos 11 enclaves imprescindibles para enamorarte de ella) y de algunas ciudades balneario, existen enclaves impronunciables para muchos de nosotros que son de auténtico cuento de hadas.

La mejor época para visitar la República Checa es AHORA. Septiembre es un mes perfecto, ya que las temperaturas son agradables y las ciudades (sobre todo, Praga) ya no están repletas de viajeros que aprovechan las vacaciones estivales para descubrir este destino único. Otra opción, si no te importa pasar frío, es viajar en navidades, porque las ciudades se llenan de preciosos mercadillos de Navidad que nos hacen volver a ser niños.

Arrancamos nuestro recorrido por los lugares imprescindibles de la República Checa y lo hacemos en Praga, su capital. Conocida como la ciudad de 100 torres, estamos ante una de las ciudades más bonitas del mundo. El explorador debería perderse sin rumbo fijo por la Ciudad Vieja hasta llegar a la plaza en la que se encuentra el ayuntamiento y el reloj astronómico, el reloj medieval más famoso del mundo. Después se puede seguir descubriendo la ciudad paseando por el puente de Carlos, conociendo el barrio bohemio de Mala Strana, o el barrio judío, subiendo hasta el castillo o fotografiando la calle más estrecha del mundo, que tiene un semáforo para que no se choquen los peatones.

Tan solo 200 kilómetros separan la capital de Český Krumlov. Esta ciudad de poco más de 13.000 habitantes, destaca por su imponente castillo levantado sobre un cerro y por tener uno de los cascos históricos más peculiares y encantadores. Unido al castillo por un puente sobre el Moldava, este creció con la forma del meandro del río creando una estampa única. Pasear por allí es un plan de lo más especial, ya que descubriremos callejuelas, comercios y restaurantes, con edificios góticos, renacentistas y barrocos. Imprescindible hacer parada en la plaza del ayuntamiento o en la iglesia de San Vito.

Karlovy Vary, rodeada de bosques y enclavada en la zona de Bohemia, es una de las ciudades balneario más famosas del mundo; de hecho, por allí han pasado personajes de la talla de Freud, Karl Marx o Beethoven, para someterse a diferentes tratamientos en sus aguas medicinales. La ciudad cuenta con edificios de color pastel que capturan las miradas de los viajeros más curiosos. Además, hay que pasear entre las columnatas del mercado, hacerse una foto en la fuente de Vridlo o en la fachada del Teatro Municipal.

Para poder tener una completa imagen de la República Checa debemos visitar Kutná Hora, un antiguo pueblo minero situado muy cerca de Praga declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO. Además de pasear por sus calles empedradas y ver las casitas de fachadas de colores del centro histórico, Kutná Hora es conocida por su catedral gótica de Santa Bárbara, la capilla del Corpus Christi o el Osario de Sedlec, una capilla decorada con esqueletos humanos, que se ha convertido en el principal atractivo turístico de la ciudad. Y, ojo, ya que hay quien ha visto allí un escudo de un club de futbol español. 

Construida en el siglo XIII a los pies del castillo de Spielberk, Brno es una de esas ciudades que bien merece una visita en una escapada a la República Checa. Entre sus imprescindibles, más allá de su fortificación medieval, destacan la catedral de San Pedro, los jardines de Petrov, el mercado de las verduras, la plaza de la Libertad o el Teatro Reduta, donde un todavía desconocido Mozart tocó a los 11 años. También hay que descubrir sus cuatro villas funcionalistas más importantes conocidas como cuarteto de villa. La más famosa es la Tugendhat, protegida por la UNESCO, aunque también hay otra que resulta muy curiosa: la villa del gobierno o villa Stiassni, donde durmió Fidel Castro.

Nos adentramos ahora en la región de Třeboňsko, un paisaje mágico creado en un entorno húmedo y pantanoso con casi 500 estanques donde se cría la carpa, plato estrella en cualquier restaurante de Třeboň. Más allá de su gastronomía típica, podemos empezar a conocer la ciudad paseando por su plaza principal, flanqueada por casas porticadas renacentistas y barrocas que miran a una bella columna del siglo XVIII, una fuente del XVI y el castillo que domina la pequeña ciudad. También hay que conocer la cervecería Regent, una de las más antiguas del mundo, y a las afueras de la ciudad, el mausoleo de los Schwarzenberg, un grandioso edificio neogótico del siglo XIX situado junto al estanque Svět que parece un escenario de película Disney.

Telč se encuentra en la zona suroeste de Moravia y cuenta con un casco histórico que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1992. Pasear por su plaza principal (en la que, como en estas plazas de pueblo españolas, nos pasaríamos toda la tarde viendo a la gente pasar) es hacerlo por un rincón que parece sacado de la película ‘El show de Truman’, gracias a unas casitas en tonos pastel del siglo XVI que podrían ser un decorado. Las mejores vistas se pueden contemplar desde la torre del campanario, pero hay muchos más enclaves pintorescos. Uno de ellos, por ejemplo, son las cuevas subterráneas que se encuentran bajo el subsuelo de la plaza mayor. En su día eran bodegas y despensas, así como una posible vía de escape de la ciudad, ya que están conectadas a través de túneles. Se pueden visitar, pero hay que reservar la visita con antelación.

Nuestro paseo por los 7 lugares que debes conocer para decir que has recorrido República Checa llega a su fin. Desde Praga, su capital hasta otras ciudades Patrimonio de la Humanidad con nombres impronunciables, pero de una belleza única. Las ganas las tenemos, las fechas disponibles también… ahora solo nos falta comprar el billete de avión que nos lleve hasta allí. Eso sí, para que nuestro presupuesto no se vea muy perjudicado, lo mejor es descubrir el mejor día y la mejor hora para comprar vuelos baratos, según los expertos.