7 destinos clásicos

Hace dos mil años, cuando el emperador Augusto acabó con los piratas que asolaban el Mar Mediterráneo, nació una actividad que hoy es una de las grandes industrias del mundo: el turismo. Desde entonces hay destinos cuyos monumentos, costumbres y paisajes han calado en la imaginación de grandes aventureros, haciendo que sus leyendas circulen en nuestros días como auténticas mecas del conocimiento, los sentidos y la civilización. Son los países que no deben faltar en el pasaporte de los viajeros de experiencia, donde es posible contrastar el ayer y el hoy de su fascinante etnografía e historia.

7 destinos clásicos
7 destinos clásicos

Cuba

La tierra más dulce

"Esta es la tierra más hermosa que ojos humanos vieron". Después de tres meses de travesía incierta, Cristóbal Colón apunta en su cuaderno de bitácora, con fecha de octubre de 1492, su llegada el extremo oriental de Cuba, Punta Maisí, y el desembarco en la idílica Baracoa.

La primera de las siete ciudades fundadas por Diego Velázquez aún recuerda este momento en su escudo con el lema Omnium cube urbium exigue taret si tempore prima ferens (De todas las ciudades de Cuba, será siempre la primera fundada). Pero hoy es, sobre todo, un cotizado destino ecoturístico presidido por la meseta de El Yunque, de 575 metros, y uno de los escasos lugares donde rememorar la herencia de los primigenios habitantes taínos.

Tras Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa (1512), la inspección del nuevo territorio -bautizado como Isla Ferdinanda- se detuvo en San Salvador de Bayamo (1513), La Santísima Trinidad (1514), Sancti Spíritus (1514), Santiago de Cuba (1515), San Cristóbal de La Habana (1514) y Santa María del Puerto del Príncipe (1515), la actual Camagüey.

El ambiente de otros tiempos también tiene una fuerte presencia en Santiago de Cuba entre las escaleras de la calle Padre Pico, paseando el pintoresco barrio del Tívoli, escuchando el traqueteo de los carros en la Plaza de la Dolores o contemplando los lujosos alfarjes de cedro y muebles estilo Luis de las Casas que guarda el Museo de Arte Colonial.

Menos frecuentado por el turismo, pero con un valor arquitectónico indiscutible, es San Juan de los Remedios, la octava ciudad fundada por los españoles, en el año 1514. Ubicada en la provincia de Villa Clara, sus calles recoletas no distan muchos kilómetros de un símbolo más reciente: el Memorial de Ernesto Che Guevara.

Más información: www.descubracuba.com

Grecia

Hogar de dioses y mitos

En Grecia reside la cuna de la civilización occidental actual, pero también la del turismo. Aunque los doce millones de visitantes anuales que llegan a esta península de los Balcanes rodeada de 1.400 islas demandan nuevas fórmulas de ocio, como los cruceros por el Egeo o los deportes activos, la gran atracción del destino sigue siendo su herencia secular como centro de la democracia y la arquitectura, plasmada a través de las artes, la filosofía y la literatura hasta el siglo V en la obra de los clásicos.

De la Acrópolis ateniense al santuario de Zeus en Olimpia, el templo de Poseidón en Cabo Sunion realizado en tiempos de Pericles (461-429 a.C.), el Oráculo (1200 a.C.) del monte Delfos o el laberinto del rey Minos en la cretense Knossos, este impresionante legado permanece imbrincado en nuestra memoria colectiva como sus leyendas de seres inmortales que nunca hemos podido ser.

Convertir a la modernidad a un mito de este calibre no resulta una tarea sencilla ni para los propios griegos, quienes se debaten entre la renovación de infraestructuras atenienses -como el reordenamiento urbano de su centro político, la Plaza Sintagma- y la sencilla atmósfera de sus islas Cícladas, encaladas de pequeñas villas marineras e iglesias de aspecto bizantino. Así que, como solución democrática, en Grecia conviven lo mejor de estos dos mundos.

Entre sus propuestas más recientes, la oferta helénica incluye itinerarios dionisíacos en torno a su gastronomía, como las rutas enológicas que discurren por Macedonia y las faldas del Olimpo. En este último destaca la villa de Krania, donde se elaboraba, según el profeta Elías, el néctar que bebían los dioses.

Más información: www.gnto.gr

Egipto

La huella de los faraones

"El hombre tiene miedo del tiempo; el tiempo tiene miedo de las Pirámides". Este proverbio árabe refleja la incógnita de la única de las siete maravillas del mundo antiguo que hoy podemos contemplar con el mismo éxtasis que provocó a Herodoto, Marco Antonio, Cleopatra o Napoleón. El conjunto de Giza ya tenía 2.500 años de edad en tiempos de Jesucristo.

Un prodigio arquitectónico, parte de la antigua Memphis, liderado por la gran pirámide de Keops, de 150 metros de altura, durante más de cuatro milenios la construcción más alta del planeta, símbolo del poder faraónico. La egiptomanía nació como una moda en 1922, cuando un grupo de expedicionarios liderado por Howard Carter y el filántropo millonario Lord Carnavon abrieron la cripta intacta del joven faraón Tutankamon en el Valle de los Reyes a las afueras de Luxor, 500 kilómetros al sur de la capital egipcia.

Los presentes rompieron el sello de entrada a la tumba de piedra caliza donde figuraba un agorero jeroglífico: "La muerte rápida vendrá con sus alas sobre aquellos que perturben la paz del rey". Estas palabras fueron recogidas por un joven periodista llamado Arthur Conan Doyle.

En la actualidad, cerca de tres millones de viajeros visitan cada año los lugares del esplendor faraónico y la curiosa dicotomía de su capital, El Cairo, desde donde parten los itinerarios en tren, autobús o barco hacia los hallazgos de la antigua Tebas -los templos de Luxor y Karnak- y las tumbas de Nefertiti y Tutankamon, la gran atracción de Luxor. Otros lugares donde recordar el protagonismo de Egipto son Asuán y Alejandría, fundada por Alejandro Magno en el 331 a.C.

Más información: www.egiptomania.com

Italia

Los orígenes del arte

La situación anímica que se produce al observar obras de belleza impresionante en un corto espacio de tiempo y acumuladas en una sola ciudad es un malestar que aqueja a los espíritus sensibles invadidos por una suerte éxtasis del arte conocido como síndrome de Stendhal. Este escritor francés de finales del siglo XVIII no fue el único que, a lo largo de los siglos, se ha visto aquejado por un monumentalismo sobrecogedor:

Florencia condensa el 10 por ciento del patrimonio artístico mundial, e Italia el 39 por ciento. Cualquier noble del siglo XVIII no podía dar por finalizada su educación sin dedicar de uno a cinco años a recorrer las ciudades del viejo continente. Este master viajero, conocido como el Grand Tour, tenía como destino prioritario los legados artísticos italianos, y debía incluir, por norma, una estancia en Roma para ver el Coliseo y el Foro romano, la visita a iglesias y museos de Renacimiento florentino y las ruinas de Pompeya, a las afueras de Nápoles.

En la actualidad Italia no ha podido curar el arrebato stendhaliano, pero ha incorporado a su oferta nuevos servicios donde acercarse a estos tesoros con comodidad, como la reserva anticipada para evitar las colas de acceso a la Academia y la Galleria Uffizi en Florencia. O el Roma Arqueobus, un transporte que recorre los 58 mayores atractivos turísticos de la Ciudad Eterna.

Un recorrido no menos esplendoroso ofrece el Arqueobus Campi Flegrei, que reúne en un itinerario las joyas de la región de Campania, desde Nápoles a los Campi Flegrei y las ciudades del siglo I descubiertas en 1905 en la falda del Vesubio: la impresionante Pompeya -intacto ejemplo de ciudad imperial, con su Lupanar, su Foro y sus casas decoradas con frescos- y la más modesta pero no menos encantadora Hercolano.

Más información: www.enit.it

India

El sueño de Oriente

Bajo el colonialismo británico, y hasta su independencia en el año 1947, este territorio milenario repartido entre 279 principados comenzó a desvelar sus secretos a una Europa fascinada por sus riquezas: los provocadores templos con grupos escultóricos tántricos de Khajuraho (siglo X); los ghats o escalinatas a orillas del río Ganges en Varanasi -el sagrado lugar del peregrinaje hindú, fundado en el siglo IV a.C.-; las todopoderosas estirpes de los rajputs o maharajás guerreros y de los príncipes de Bengala, con sus cortes de tigres, elefantes y fiestas de gala o durbar deslumbrantes de seda y oro; o la blanquecina visión del mausoleo Taj Mahal, el más extravagante monumento mogol levantado por el emperador Shah Vahan en el año 1653 en honor de su segunda esposa fallecida.

La inescrutable India es en la actualidad un inmenso mosaico de mil millones de habitantes con 20 lenguas oficiales y un millar de dialectos que hoy se desvela como una potencia no sólo turística. Entre 1992 y 2003, la economía india creció a un ritmo del 6,1 por ciento. Actualmente es la duodécima economía del mundo, y las previsiones indican que en 2005 mantendrá este ritmo de crecimiento.

Hoy en India existen lugares de embrujo oriental, como el Shiv Niwas y el Fateh Prakash Palace de Udaipur o los lujosos establecimientos que gestiona la cadena de hoteles Taj -el Rambagh y el Jai Mahal, en Udaipur, y el Lake Palace, de Udaipur-, donde permanece capturado un aroma decadente y casi exhibicionista, que se prolonga entre otras residencias de verano más modestas pero igualmente evocadoras en torno a Jaipur, como el Narain Niwas Palace Hotel y el Samo de Haveli. En cualquiera de ellos, pasar la tarde sorbiendo un té masala contagia sin duda los gozos orientales del derroche.

Más información: www.incredibleindia.org

Kenia

La llamada del safari

La gran cita de la temporada estival, la migración de los ñúes, que invade a partir de junio las sabanas que unen el Masai Mara -a 390 kilómetros al suroeste de Nairobi- con el parque Serengeti, es uno de los platos fuertes de la sabana africana. Durante tres meses, los lodges que permiten pernoctar en el interior del parque -como el Keekorok y Mara Pradis- y los lujosos tented camps, donde se revive en clave moderna el sentido del safari, cuelgan el cartel de aforo completo.

El sentido primitivo de la caza, que atrajo a los depredadores blancos a comienzos del siglo XX, ha sido sustituido por fórmulas orientadas a preservar este espectáculo. Los exploradores de hoy otorgan así al término safari -que en swahili significa viaje- un nuevo sentido; la fórmula más novedosa es el eco-safari o safari verde, que permite apretar de nuevo el gatillo... para inyectar a elefantes, leones, leopardos, búfalos y rinocerontes -los big five o cinco piezas más valoradas por los cazadores- dosis de tranquilizantes, ayudando a los veterinarios de las 24 reservas naturales en sus controles sobre la salud de las bestias.

La atracción local sigue arraigada en una fauna única, la estampa del Monte Kenia y las aguas del Lago Victoria, su conglomerado de 40 etnias presididas por los elegantes Masai y la certeza de pisar una tierra que nos devuelve al hombre primitivo.

Entre las visitas de interés etnográfico destacan los asentamientos de Jumba la Mtwana, a 20 km. al norte de Mombasa, y el Monumento Nacional de Thimlich Ohinga, que se remonta a los modos de vida bantúes de hace cinco siglos, cuando los navegantes portugueses arribaron a las costas del Este africano atraídos por el comercio de grano, cristal, marfil, esclavos y canela.

Más información: www.magicalkenya.com

Costa Azul

La pasarela del glamour

"Estoy en Niza, donde respiro un aire tibio y perfumado... Aquí la vida y la alegría me salen al encuentro, la música me envuelve y el porvenir me sonríe...", escribió el compositor romántico Louis Héctor Berlioz en 1864 sobre la primera de sus tres estancias en la Costa Azul, rodeado de un paisaje luminoso que le inspiró las óperas El Rey Lear y El Corsario.

A su llegada, la ciudad de Niza, formando un triángulo de oro con Cannes y Montecarlo, ya se había convertido en icono del glamour y el turismo de lujo decimonónico, estatus que esta región luminosa visitada por fenicios y romanos se había ganado entre la aristocracia europea gracias al éxito de la Casa de Juegos de la Socièté Bains de Mer -abierta en Mónaco en 1856-, al veraneo contagioso del respetado Lord Brougham y sus acólitos en Cannes, al prestigio de sus perfumes de Grasse y a la residencia en Niza de la viuda del zar Nicolás II, la emperatriz Alexandra, que contribuyó a poblar esta riviera con los palacios, castillos y mansiones de la nobleza rusa.

Su mito hedonista y refinado no ha hecho más que crecer desde entonces. Los duques y lores del siglo XIX fueron sustituidos en los albores del siglo XX por artistas y pintores como Matisse y Chagall, y más tarde por millonarios y estrellas cinematográficas. El Festival de Cine de Cannes, inaugurado en 1946, revitalizó aún más si cabe su leyenda, animada por el romance entre el príncipe Raniero y Grace Kelly durante el rodaje de Atrapa un ladrón, de Hitchcok, y las fiestas donde resplandecían, ya en los 60, ídolos como Jean Paul Belmondo y Brigitte Bardot y directores de la nouvelle vague como Truffaut.

Un movimiento fashion cuya estela perdura hoy entre los clientes de las exclusivas boutiques de la Promenade des Anglais, en las suites de hoteles como el Majestic y el Negresco, o entre el famoseo que nunca se pierde, año tras año, los yates y rascacielos de Mónaco bajo el rugido de los Fórmula 1 que participan en su Grand Prix.

Más información: es.franceguide.com

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