5 faros gallegos que hechizan

Entre leyendas, naufragios y los riscos más imposibles, recorremos cinco faros gallegos que embelesan. Todos diferentes, pero todos ubicados en los paisajes más bellos del mundo.

Faro y nubes
Faro y nubes / olaser

Si hay un sonido en Galicia que nunca cesa, es el del batir de la mar contra las rocas de su costa. Es un océano bello pero bravo, donde hasta los más aguerridos lobos de mar viven momentos comprometidos. También es un mar en el que hace tiempo habitaron embaucadoras y atractivas sirenas. En este paraje único y magnifico, siempre atentos desde sus soberbias atalayas, los faros han sido atentos vigías y guardianes. Situados en enclaves sobrenaturales, escarpados, infinitos, misteriosos y lejanos acantilados, son los encargados de que las embarcaciones lleguen a buen puerto. Son los faros, los vigías de las travesías de los buques que navegan a lo largo de estas deslumbrantes costas gallegas.

Al principio de los tiempos, cuando los hombres llegaban a los confines de la tierra conocida, al filo escarpado de los escollos, al borde de lo misterioso, escribían en sus mapas que más allá de estos territorios había dragones. Aquellos riscos al borde de los mares y océanos, ya eran lo desconocido, lo que presentaba peligros inéditos. Así que, para amparar a los que se aventuraban más allá, construyeron en estos confines grandes guardianes, los faros. Casi todos están envueltos en leyenda, los hay nuevos, emblemáticos, famosos y antiguos, y hasta los hay, que hasta se han convertido en hotel con encanto. Pero todos tienen un denominador común, el inigualable encanto de su ubicación y la singularidad del oficio de sus moradores, el farero.

Entre estos reflectores hay una parada obligada, la de los acantilados de Loiba. Aunque no posee faro, este precipicio tiene una panorámica tan espectacular que hasta aquí llegan amantes de lo nunca visto para disfrutarlo desde su famoso banco, el más bello del mundo. Recorrer la costa gallega a través de sus faros, es una experiencia que fascina. Desde ellos se admira la belleza más salvaje, el mar en estado puro, la naturaleza sin aditivos y el aire más limpio que se pueda respirar. Torres cilíndricas, plantas rectangulares, antiguos, modernos, todos iluminan el camino de los que llegan a tierra firme. Y desde luego, el paseo por su entorno es uno de los más hermosos que se pueden realizar. Recorremos terrenos desconocidos y abruptos para disfrutar de los más hermosos faros de la costa gallega.

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