16 tentaciones para escapar a Andalucía

Ahora es la época idónea para pasear sin prisas por el sur de España. Andalucía aún guarda lo mejor de su esencia en rincones y paisajes listos para ser descubiertos. VIAJAR propone 16 tentaciones que nos harán disfrutar con otra mirada las ocho provincias más meridionales de Europa. Paseos, rutas e itinerarios; fiestas, deporte y visitas culturales; atracciones, música y descanso.

16 Tentaciones para escapar a Andalucía
16 Tentaciones para escapar a Andalucía

Cádiz desde la cámara oscura

La Torre de Tavira acoge una cámara oscura desde la que contemplar la ciudad en tiempo real

La ciudad de Cádiz, la urbe portuaria crecida en el siglo XVIII al amparo de los comerciantes y mercaderes de toda Europa, estaba salpicada de torres vigías desde donde los ricos hacendados veían la salida y la llegada de sus navíos que viajaban a la América colonial. Algunas de estas torres vigías aún se alzan sobre la Tacita de plata, que es como los gaditanos llaman cariñosamente a su hermosa ciudad. La más importante torre lleva el nombre de Tavira, apellido célebre de la Cádiz liberal.

Se accede a ella por la calle Sacramento, que se encuentra próxima al Gran Teatro Falla y al mercado de abastos. En las primeras dos plantas cuelga una exposición permanente de pintura, fotografías, grabados e ilustraciones de temas locales. Pero la gran sorpresa aguarda en la última planta. Allí está la cámara oscura, una gran pantalla blanca de forma esférica donde a través de un complejo juego de lentes se contempla toda la ciudad en tiempo real.

En las inmediaciones de la torre Tavira está el Parador de Turismo (Avda. Duque de Nájera, 9. ? 956 226 905), cuyas mejores habitaciones, estancias, salones y comedores miran directamente al Atlántico. El Faro (San Félix, 15. ? 956 211 068) es uno de los restaurantes más conocidos de la Tacita de plata. En su carta nunca faltan los mejores pescados y mariscos de la Bahía. Una sugerencia: langostinos cocidos con agua del océano.

Crepúsculo en Almería

Un inolvidable atardecer desde la Torre de la Vela de la Alcazaba almeriense

A la Alcazaba hay que subir a la caída de la tarde, sin prisas, a pie, atravesando la Plaza Vieja y las calles coloniales de la ciudad del siglo XIX. Basta con atravesar su colosal arco de herradura para retroceder en el tiempo y situarse en aquella urbe de aliento árabe, blanca y luminosa, que durante siglos fue el principal puerto de Al-Andalus en el Mediterráneo.

En esa hora incierta en que el sol se desdibuja entre las montañas peladas de la Sierra de Alhama y las costas de Poniente el viajero hará bien en acercarse hasta la Torre de la Vela y contemplar Almería a la caída de la tarde. A sus pies hallará la ciudad antigua, enmarañada entre callejas estrechas y plazoletas mínimas que descienden hasta ramblas ocupadas hoy por grandes avenidas y paseos que van a dar al puerto. Más allá aguarda el Zapillo, la famosa playa almeriense, una alargada lengua de arena blanca besada por las aguas de un pacífico Mediterráneo.

El Gran Hotel de Almería (Avda. Reina Regente, 8. ? 950 238 011) queda a un paso del puerto, las playas y el centro histórico, donde abre sus puertas el restaurante La Encina (Marín, 16. ? 950 273 429).

La Axarquía y sus pueblos blancos

Una red de senderos y caminos unen las añejas villas moriscas de la comarca malagueña

Todos los pueblos de La Axarquía fueron poblados por moriscos que cultivaron estas tierras montañosas hasta su expulsión en el siglo XVII. Frigiliana, Cómpeta, Salares, Sedella o Canillas de Aceituno son como copos de nieve tendidos a las faldas de las sierras de Alhama, Tejeda y Almijara. Una red de caminos y senderos unen estos pueblos, entre bancales y paratas, tiernas praderas y arroyos de agua limpia.

El Balcón de Cómpeta (San Antonio, 15. ? 952 553 535) es un hotel que reproduce las obsesiones arquitectónicas de estos pueblos. Sus habitaciones, anchas y luminosas, miran hacia la serranía y el valle desde una calle típica del pueblo. Para degustar deliciosos pescados y jugosas carnes conviene bajar a Nerja y tomar asiento en Casa Luque (Plaza Cavana, 2. ? 952 521 004), en una terraza que mira al mar.

El castillo expoliado

Vélez-Blanco atesora la fortaleza señorial más impresionante de Almería

La fortaleza señorial de los Fajardo, en la localidad de Vélez-Blanco, es como un castillo a medias. Su estructura, sus muros y torreones se conservan tal y co mo fueron construidos allá por el siglo XVI, pero su patio -una de las muestras más exquisitas del Renacimiento español- ya no se encuentra aquí sino en el Metropolitan de Nueva York. El castillo de Vélez- Blanco, desde el que se divisa una impagable vista de la Almería húmeda y montañosa, fue objeto a principios del siglo XX de un lacerante expolio.

Sus dueños vendieron a un anticuario francés los elementos más valiosos de su fortaleza, y éste a su vez lo trasladó hasta la ciudad de Nueva York para decorar la mansión de un conocido y poderoso plutócrata que ya al final de sus días lo donó al museo más importante de la Gran Manzana.

Para no desentonar con tanta monumentalidad nada mejor que descansar en el hotel Casa de los Arcos (San Francisco, 2. ? 950 614 805), un edificio señorial erigido entre los siglos XVII y XVIII cuyas amplias habitaciones se asoman al acuoso Barranco de las Fuentes. Para reponer las gastadas fuerzas tome asiento en una de las mesas del restaurante Los Vélez (Balsa Parra, 15. ? 950 415 335). Déjese aconsejar, pero en estos días no hay estómago que haga ascos a unas buenas migas con avíos.

El primer vino

Montilla-Moriles (Córdoba) celebra el inicio de la vendimia con catas y la primera pisá de la uva

En Montilla y Moriles, por mitad de la soleada campiña cordobesa, el vino constituye el mayor símbolo social y cultural de la comarca. En Montilla (oficina de información: ? 957 652 354), a primeros de septiembre se celebra en el popular barrio de las Casas Nuevas la primera pisá de la uva y la ofrenda del primer mosto a la Virgen de las Viñas. En la vecina localidad de Moriles, durante los días previos a la vendimia tiene lugar la tradicional cata que reúne a vecinos y foráneos en torno a la plaza del pueblo para degustar los primeros caldos de la temporada.

Para aquel que quiera una carta de vinos más copiosa, la mejor opción es el restaurante Las Camachas (Avenida de Europa, 3. ? 957 650 004) donde, además de dionisiacos platos, sirven unas deliciosas alcachofas a la montillana y jugosos asados de cerdo ibérico y cordero. Para descansar, una buena opción es el hotel Don Gonzalo (Ctra. Córdoba-Málaga, km. 47. ? 957 650 658), ajardinado, cómodo, moderno y silencioso.

De romería en la Sierra de Aracena

La villa de Castaño del Robledo festeja en el mes de septiembre a la Virgen de los Ángeles

Es uno de los pueblos más bellos de la Sierra de Aracena. Está perdido en mitad de los bosques, rodeado de uno de los mayores castañares de toda Andalucía. Su caserío, construido a partir del siglo XV, está considerado conjunto histórico artístico. No es para menos. Pasear por Castaño del Robledo es retrotraerse en el tiempo, viajar a la arquitectura barroca y neoclásica del XVIII con la que está levantada, por ejemplo, la iglesia parroquial.

En septiembre, Castaño está de fiestas. En la segunda semana del mes se celebra la romería de Nuestra Señora de los Ángeles, que es sacada en procesión por las calles del pueblo. Próximo a Castaño del Robledo está Alájar. Allí aguarda el Molino del Río Alájar (Finca Cabeza del Molino, s/n. ? 959 501 282), un conjunto de cinco casas rodeadas de un bosque de encinas y alcornoques. En Aracena, los amantes del mejor jamón ibérico de Huelva saben que José Vicente (Avda. Andalucía, 53. ? 959 128 455) es un maestro sirviendo el manjar más delicioso del cochino.

Baño en el hamman de Córdoba

Una jornada de descanso en una recreación de los primitivos baños califales

Los baños árabes están inspirados en las termas romanas. La ciudad de Córdoba fue ambas cosas: romana y árabe. No es extraño que en el año 1000, cuando urbes como París o Londres no eran más que míseras aldeas comparadas a la capital de Al-Andalus, Córdoba iluminara y pavimentara sus calles, y alrededor de su mezquita aljama y su medina abrieran más de un centenar de baños públicos para uso y disfrute de sus ciudadanos.

De la vieja capital califal ya no queda más que el recuerdo histórico, pero sus rastros y el sentido estético de su viejo esplendor se puede rastrear hoy en el Hamman de Córdoba (Corregidor Luis de la Cerda, 51. ? 957 484 746). Allí, a un paso de la cervantina Plaza del Potro abren sus puertas unos baños árabes que recrean el refinado aliento de aquella sofisticada cultura. Los baños están divididos en tres partes: las salas fría, templada y caliente.

Los visitantes toman sus primeros baños en la sala fría, después aclimatan su cuerpo en la sala templada para al final darse un baño de vapor en la sala caliente. Nada mejor que terminar con un reparador masaje aplicado por manos expertas o al amparo de un humeante y aromático té acompañado de los exquisitos pasteles andalusíes. Al lado del hamman se halla el conocido restaurante Bodegas Campos (Lineros, 32. ? 957 497 500), donde es posible degustar un inolvidable rabo de toro. Y una manzana más allá se alza el hostal Lineros 38 (? 957 481 034), una vieja casa andalusí cuyas habitaciones parecen salidas del mito de la Córdoba califal.

Subida al Sacromonte

Paseo por el barrio gitano de Granada, poblado de cuevas, hechizos y leyendas

Desde el Centro de Interpretación del Sacromonte (? 958 215 120), que se encuentra abierto en el Barranco de los Negros, se divisa una de las más impresionantes vistas de la ciudad de Granada. Habrá merecido la pena el esfuerzo de la caminata para contemplar al atardecer La Alhambra, el Albayzín y la ciudad cristiana recostada a los pies de las colinas.

El centro es un conjunto de doce cuevas donde se exhiben los valores históricos, etnográficos y medioambientales de uno de los barrios más mágicos de Granada. Las cuevas acogen desde una cocina hasta una cuadra, desde una fragua hasta un dormitorio familiar. Todo de igual forma a como debieron encontrar el barrio los viajeros románticos. No lejos del Sacromonte se halla la Casa Morisca (Cuesta de la Victoria, 9. ? 958 221 100), una deliciosa casona de finales del siglo XV con un delicado patio interior y unas amplias y soleadas habitaciones que miran a La Alhambra.

Para darse un buen homenaje gastronómico tampoco es necesario salir de la zona del Sacromonte. Reserve en el restaurante Juanillo (Camino del Monte, 81. ? 958 223 094). Pida mesa en la terraza, mirando a La Alhambra, y deje que le sirvan tortilla de Sacromonte, papas a lo pobre con pimientos fritos, migas o pescados en adobo.

Corridas goyescas de Ronda

Una soleada tarde de toros en el coso taurino más bello del mundo

La villa malagueña de Ronda puede presumir de ser la dueña de la plaza de toros más bella del mundo. Su aliento barroco esconde, además, el mito de la ciudad romántica y la leyenda de valerosos toreros como Pedro Romero, al que están dedicadas las fiestas mayores que se celebran a mediados del mes de septiembre. Por la tarde, el coso se llena de aficionados a la tauromaquia ansiosos por presenciar las célebres corridas goyescas, cuya estética devuelve al aficionado a los festejos del siglo XIX.

Tras la corrida, lo más apropiado es irse a cenar al restaurante Tragabuches (José Aparicio, 1. ? 952 190 291), considerado uno de los principales santuarios de la cocina creativa andaluza. A la hora de descansar inclínese por el Parador de Turismo (Plaza de España, 1. ? 952 877 500) y pida una de las habitaciones que miran al tajo. Desde ellas las puestas de sol son inenarrables.

El Palacio del Tiempo

Un viaje por uno de los museos más originales de Jerez de la Frontera

El tiempo no se para en Jerez de la Frontera, aunque algunos de los relojes que adornan el Palacio del Tiempo arrastren más de tres siglos de historia. En el popular y flamenco barrio de Santiago abre sus puertas el centro turístico de La Atalaya (? 902 182 100).

Su interior acoge dos museos: el primero atesora una de las colecciones de relojes más impresionantes del mundo; el segundo, titulado El Misterio de Jerez, abunda en las excelencias del vino. El Palacio del Tiempo exhibe, a través de un puñado de salas de diferentes colores y temáticas, más de trescientos relojes de los últimos cinco siglos.

Donde el viajero perderá la noción del tiempo es en el Hotel Jerez (Alcalde Álvaro Domecq, 35. ? 956 300 600), un cinco estrellas ubicado en una de las avenidas más señoriales de la ciudad. Para cenar, una buena opción es el restaurante La Mesa Redonda (Manuel de la Quintana, 3. ? 956 340 069), cuya carta invita a sumergirse en deliciosos platos de pescado inspirados en el recetario de la cercana bahía gaditana.

El cascamorras de Guadix

Una jornada de fiesta con uno de los personajes del esperpento mágico andaluz

Según la leyenda, un albañil llamado Juan Pedernal halló en 1492 la imagen de la Virgen de la Piedad por la que desde entonces pugnan los municipios granadinos de Baza y Guadix. Según la tradición, el cascamorras, un personaje esperpéntico vestido de arlequín y armado con una porra, deberá ir los primeros días de septiembre al municipio de Baza para recuperar la imagen. Allí es recibido por una multitud que se lo impide. Tres días después, el cascamorras vuelve a Guadix donde es reprendido por cientos de personas que le persiguen por las calles por no haber logrado traer la imagen.

Después de tanto ajetreo festivo y de tanta diversión, conviene hacer un alto en el camino y reponer fuerzas en el restaurante del hotel Comercio (Mira de Amezcua, 3. ? 958 660 500), galardonado comedor donde la perdiz en escabeche constituye una de las mejores propuestas de la carta. Para descansar, una opción original: las casas cueva Pedro Antonio de Alarcón (Barriada de San Torcuato, s/n. ? 958 664 986), abiertas en la montaña, con todo el tipismo de las viviendas trogloditas, pero con las comodidades que hoy requiere el viajero del siglo XXI.

Los lugares colombinos

La huella de Colón en el entorno del Monasterio de La Rábida, en Huelva

Hasta este monasterio encaramado en un cerro sobre las desembocaduras de los ríos Tinto y Odiel llegó en el año 1491 Cristóbal Colón en busca de descanso y consejo espiritual. Halló ambas cosas de manos de un puñado de frailes que intercedieron ante la reina Isabel La Católica para llevar a la práctica aquella aventurada empresa de llegar a las Indias por el Océano Atlántico.

El Monasterio de La Rábida puede definirse como el gran santuario de la aventura colombina. A sus pies se abre el Muelle de las Carabelas, donde están atracadas las tres réplicas en las que viajó Colón y que permiten al visitante hacerse una idea sobre la gran empresa acometida por la expedición que descubrió América. Y próximo a este lugar, el jardín botánico de Celestino Mutis, un muestrario único de especies botánicas de los cinco continentes.

La hostería de La Rábida (Paraje de La Rábida, s/n. ? 959 350 312) está enclavada cerca del monasterio, en torno a un mar de pinos. Para reponer fuerzas es aconsejable llegar a Huelva capital, a poco más de cinco kilómetros de La Rábida. Allí aguarda el restaurante Las Meigas (Avda. Guatemala, 44. ? 959 271 958), donde el marisco es el protagonista indiscutible de una suculenta carta.

La más pura catedral renacentista

Un paseo por el principal monumento de Jaén, edificado por el arquitecto Andrés de Vandelvira

Este año se cumple el quinto centenario del nacimiento de Andrés de Vandelvira, uno de los más destacados arquitectos renacentistas del siglo XVI. A su ingenio se debe la Catedral de Jaén, un templo suntuoso que sirvió de inspiración a muchas catedrales americanas. Su fachada es un prodigio de la iconografía religiosa, y su interior un alarde de armonía y composición arquitectónica.

Tras una clase de arte y historia, nada como pedir asilo gastronómico en Casa Vicente (Francisco Martín Mora, 1. ? 953 232 222), donde el lomo de orza, el revuelto de setas, la pierna de cordero y los postres andalusíes representan lo mejor de la cocina jiennense. Para descansar, las habitaciones del Parador de Turismo (Castillo de Sta. Catalina, s/n. ? 953 230 000), que miran a la villa y a las sierras de Jabalcuz.

Caminata por la Sierra de Cazorla

El color de los bosques en el mayor espacio natural protegido de España

En otoño, el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas muda su color. Sus bosques se tornan ocres y cenicientos, presagiando la caída de las hojas y el tiempo de las lluvias. Pasear estas sierras en otoño es una experiencia inenarrable, en especial por aquellos senderos que conducen al nacimiento del Guadalquivir, entre gargantas y afilados desfiladeros.

Por mitad de estos bosques se alza la hospedería rural de Santa María de la Sierra (Ctra. Arroyo Frío, s/n. ? 953 124 070), una vieja casona de labranza ordenada en varias edificaciones con una capilla del siglo pasado que sigue mostrando el encanto de los antiguos entornos rurales. Para comer, la mejor opción está en la localidad de Cazorla. Allí aguarda el restaurante La Sagra (Plaza del Mercado, s/n. ? 953 721 507), en cuyos fogones se elabora la más auténtica cocina tradicional serrana. No faltan verduras frescas, truchas preparadas de mil formas y carnes jugosas.

Cartuja en el corazón de la sierra

La Cartuja de Cazalla es la única de la primitiva orden que existe en la provincia de Sevilla

Treinta años duraron las obras de restauración de la Cartuja de Cazalla de la Sierra (Ctra. Cazalla- Constantina, km. 2,5. ? 954 884 516), el único cenobio de aquella orden que aún late en la provincia de Sevilla. Hace décadas que dejó de ser un lugar de retiro y oración para convertirse en un extraordinario hotel para el ocio, la cultura y el descanso.

Considerada Monumento Nacional, la Cartuja abre sus puertas en torno a varios edificios, aunque los más fascinantes son la antigua iglesia y el claustro noble. Raro es el fin de semana que su directora y propietaria, Carmen Ladrón de Guevara, no organiza algún recital de música o poesía. Y rara es la semana que en las paredes del refectorio o de la capilla no cuelgan cuadros de reputados artistas nacionales e internacionales. Aparte de cultura, la Sierra Norte sevillana abre todo un abanico al deporte, el senderismo y las rutas ecuestres. Conviene reservar con tiempo.

Flamenco en Mairena del Alcor

Septiembre acoge uno de los festivales flamencos más prestigiosos de Sevilla

Mairena del Alcor acoge los primeros días del mes de septiembre el Festival de Cante Jondo, donde actuarán cantaores de la talla de Calixto Sánchez, José Menese o Aurora Vargas, junto a bailaoras de la talla de Manuela Carrasco. Es una oportunidad única de escuchar a las más reputadas figuras del flamenco más puro en una de las ciudades que aún mantiene el clasicismo de la música más genuinamente andaluza.

Para hospedarse la mejor opción es la Hacienda de Santa Ana (Ctra. Torreblanca, km. 7. ? 954 102 560), situada en el corazón de la campiña, al lado de fincas de ganado bravo y próxima a picaderos donde se montan caballos de pura sangre. A la hora de comer, pida mesa en el restaurante San Pedro (Avda. Lepanto, 15. ? 955 746 327). La carta invita a degustar exquisitos embutidos ky carnes rojas a la brasa.

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