Los principios del viajero responsable

En el marco del Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo, la Fundación InterMundial y el Instituto de Turismo Responsable (ITR) han elaborado el “Manifiesto del Viajero Responsable”, un documento-guía con varios principios fundamentales redactados a partir de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados por la ONU en la Agenda 2030. Estos son algunos de los principales.

mapa y maleta
mapa y maleta / seb_ra/iStock

1- La responsabilidad empieza por uno mismo

Al planificar un viaje de manera responsable lo primero será informarse de las características específicas del destino que se va a conocer y ocuparse de tener al día toda la documentación y los seguros de viaje o controles médicos que se puedan requerir. Además, atender las recomendaciones de las autoridades locales, especialmente en casos de posibles epidemias o emergencias naturales. Una vez en el destino, tener las debidas precauciones con lo que se ingiere para prevenir infecciones, reacciones alérgicas o intolerancias.

2- Viajar es una experiencia intercultural

Aprendiendo sobre la cultura del destino se vivirá una experiencia más plena, y conociendo los usos sociales de los anfitriones se les tratará con mayor corrección y se podrán evitar comportamientos tal vez inocuos para el viajero, pero que pueden resultar ofensivos o humillantes en el destino. Por eso se debe llegar con algún conocimiento de su gastronomía, lenguaje, tradiciones y patrimonio. Esto hará más provechoso tanto el viaje personal como el de compañeros viajeros menos informados, y en ese intercambio entre culturas se facilitará a los habitantes locales más información sobre el lugar de origen del viajero, que les tratará con el mayor respeto. Hay que procurar que la experiencia sea respetuosa y enriquecedora para ambas partes. Un ejemplo sencillo es el de preguntar antes de fotografiar a personas para respetar su intimidad si así lo desean y considerar al guía local como una fuente información proactiva y actuar con él del mismo modo.

3- Respetar la diversidad

Viajar ensancha el corazón, abre la mente y rebasa fronteras. Por ello ha de hacerse con una actitud que ayude a eliminar las barreras que limitan la integración de personas por razones de género, origen, religión, orientación sexual, situación económica u otra condición. Hay que procurar evitar el uso de vocabulario que pueda parecer sexista, comentarios ofensivos o el uso de etiquetas que estereotipen a determinados colectivos. También se debe facilitar la igualdad de acceso a quienes tengan necesidades especiales de movilidad y comunicación, respetando los espacios o servicios destinados a ellos, tanto a viajeros como a locales.

4- Fomentar el desarrollo económico y social

El viajero responsable lleva por el mundo los principios éticos que practica en casa, por lo que tratará de consumir siempre bienes o servicios producidos en el destino y cuyos beneficios se repartan transversalmente. Intentará verificar que lo que consume se ha producido en condiciones laborales dignas e integradoras de la población local o en riesgo de exclusión social y que eviten la explotación sexual o infantil, el maltrato animal o la insalubridad, entre otros puntos. Solo comprará lo que realmente necesita y a un precio justo que no desestabilice la economía local ni las condiciones de vida de propietarios y empleados de los negocios locales.

5- Actuar siempre a favor del medio ambiente

El viajero responsable calcula la propia huella de carbono para compensarla en lo posible, limita al máximo la generación de residuos asegurándose de eliminarlos de la mejor manera, y colabora con los programas que se promuevan en el destino contra el deterioro de los espacios naturales y a favor de la biodiversidad. Debe evitar el derroche del agua y optar, siempre que pueda, por transportes con menores o nulas emisiones contaminantes, así como elegir operadores con políticas medioambientales y proyectos positivos en la comunidad visitada. Optará por los servicios y experiencias que garanticen la explotación sostenible de los recursos acuáticos y terrestres del destino y respetuosos con el hábitat natural de fauna y flora, evitando la destrucción del entorno. Y elegirá aquellos productos que generen menor impacto en el medio y puedan ser reciclables o reutilizables, y garanticen la gestión y el uso eficiente de los recursos hídricos y energéticos.

6- Cuidar las infraestructuras y el patrimonio

Los servicios utilizados por el viajero han de continuar siendo operativos mucho tiempo después de que este vuelva a casa, y los bienes culturales autóctonos deben ser cuidadosamente preservados. Para que la visita no suponga una alteración en la vida local se debe respetar el modelo de gestión que se aplique en el destino y tratar bien sus edificios, transportes, viviendas y espacios públicos. También se contribuye a la conservación de los atractivos turísticos respetando las normas y los accesos diseñados para su protección.

7- Apoyar iniciativas de buenas prácticas

Cada año realizan un viaje cientos de millones de personas en el mundo, y significaría un enorme avance para la sostenibilidad que todos ellos siguieran estos principios. Conseguirlo está al alcance de todos. La Red aloja gran cantidad de información de programas y viajes por todo el globo que ponen su foco en la protección y desarrollo del comercio justo, la conservación ecológica terrestre y marítima y las buenas prácticas conductuales. Agencias, operadores y viajeros responsables forman ya una creciente masa crítica concienciada con esta serie de principios; una comunidad cada vez más extensa que, dando pasos firmes uno tras otro, apuesta por el viaje decididamente solidario.

El viajero responsable comparte su compromiso con los demás seres humanos, apoyando el intercambio de experiencias y las iniciativas que favorezcan la paz y la solidaridad. Asimismo, difunde la labor de aquellas asociaciones, actividades y alianzas que promueven el desarrollo sostenible. Quien lo desee puede adherirse al Manifiesto del Viajero Responsable, documento promovido por Fundación InterMundial y el Instituto de Turismo Responsable.

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