Pistas y consejos para disfrutar de Pekín

La nueva capital económica del mundo es más exótica y peculiar que Nueva York o Londres y tiene mucha más historia, pero se puede conocer en una semana. Llevando aprendidas estas claves se sacará más partido al viaje y se ahorrarán problemas y un tiempo precioso para dedicarlo a disfrutar de todo lo que Pekín ofrece.

Distrito Central de negocios de Pekín
Distrito Central de negocios de Pekín / ispyfriend/iStock

1. Evitar los monzones y el Año Nuevo

Primavera y otoño son las estaciones recomendadas para viajar a Pekín sin temperaturas extremas ni los monzones estivales. También conviene evitar el Año Nuevo chino (puede comenzar entre el 21 de enero y el 18 de febrero, según dicte el calendario lunar) ya que en esos quince días de celebraciones masivas los precios suben y la congestión dificulta los servicios. Evitar también la Semana Dorada (del 1 al 7 de octubre).

2. Ir con los papeles resueltos

Al solicitar el visado (obligatorio para estancias superiores a 72 horas) se han de tener ya comprados los vuelos de ida y vuelta, la reserva de algún hotel, un itinerario verídico del viaje si se va a salir de Pekín y el pasaporte válido para seis meses. Elvisado se consigue en menos de una semana con un precio mínimo (salvo la modalidad urgente o gastos de correo) de 126,55 euros a través de la página www.visaforchina.org/MAD_ES/

3. Aprender a usar el Metro

Si se llega solo, sin muchas maletas y/o en hora punta, se puede evitar el tráfico usando el Metro. El aeropuerto tiene su propia línea con vagones amplios y espacio para equipaje en las terminales 2 y 3 que llega hasta las estaciones de Sanyuanqiao (que conecta con la línea 10) y Dongzhimen (conecta con la línea 2) de la ciudad por 25 yuanes por persona (10 yuanes equivalen a 1,29 €) y en 30 minutos. Para entrar al Metro de Pekín se debe salir del Metro del aeropuerto, entrar al Metro normal y comprar el billete correspondiente. El autobús se toma en la puerta número 11 y está bien indicado. El número 2 lleva hasta Xidan, al oeste de la plaza Tiananmen y pasa por la Ciudad Prohibida (16 yuanes).

4. El trato con los taxistas

El Metro es nuevo, extenso y muy económico, pero en las horas punta se forma en fila india y los guardas de las puertas empujan a los viajeros hasta enlatarlos de cualquier manera. La señalética de los autobuses es un jeroglífico excesivo para el occidental. Los conductores de rickshaws hinchan las tarifas y, en una ciudad con tanta polución, no es un medio agradable. Por todo esto y por ser muy barato se impone el taxi, con estas advertencias:

  • Tomar solo taxis legales (llevan una pegatina) y no los piratas que acechan en el aeropuerto y en determinados puntos turísticos.
  • Imprescindible llevar la dirección escrita en chino. Ante la duda, indicar la estación de Metro más cercana, que la reconocerán.
  • No marear al taxista enseñándole mapas. Se ponen nerviosos, no los entienden y pueden expulsar al viajero del taxi.
  • Contar con que, si se va con muchos bultos o la carrera no les interesa, pueden pasar de largo o hacer salir del taxi al viajero.

5. Vocabulario, Internet, higiene y compras

Es recomendable aprenderse los números del 1 al 10 y un vocabulario básico para manejarse un poco en restaurantes, taxis y comercios. Para no arruinarse con el roaming (3€/minuto la llamada a España y 1,21€ el mensaje de texto), es buena opción comprar la tarjeta SIM Shenzhouxing, que no requiere documentación de residente y cuesta 100 yuanes. También son prácticas y económicas las tarjetas para llamadas internacionales que se pueden usar en las cabinas telefónicas de la calle. Navegar por la Red ya no es una aventura.

Los cibercafés son un negocio en alza y hay muchos puntos y hoteles que ofrecen WiFi. Recordar que la censura hace que muchas páginas y muchas palabras estén vetadas en los buscadores. En el tema de higiene, conviene llevar jabón de manos y papel higiénico encima porque no todos los baños públicos lo tienen. Beber solo agua embotellada y proveerse de antidiarreicos, aspirina e ibuprofeno, ya que hasta las mejores comidas pueden resultar extrañas para un estómago occidental.

La polución reseca la piel e irrita los ojos, por lo que hay que llevar cremas hidratantes y colirio. Hay que mirar bien antes de cruzar y hacerlo cuando todos lo hagan, porque pasos de cebra y semáforos no significan mucho. Atención también para no pisar las cacas de perro de las aceras y para que las sombrillas que llevan las chinas no se claven en los ojos. Al comprar en mercadillos como el de Panjiayuan, cuidado con las piezas “de jade”, que son falsas si son baratas, y regatear siempre, partiendo de la tercera parte de lo que diga el vendedor.

Las principales tarjetas de crédito se aceptan, pero es mejor llevar dos distintas por si una no la cogen. En pequeños comercios y mercadillos se paga en metálico. Los masajes utilizan técnicas e instrumentos peculiares (ventosas, mazos de madera, agujas)... No hay que asustarse.

6. Ojo con los pícaros

Hay que estar alerta ante ciertos personajes y situaciones. El estudiante que quiere “mejorar su inglés”. Con esta excusa se acerca al incauto para llevarle a una tetería cercana donde la cuenta puede ascender a 3.000 yuanes. El espanta-restaurantes se aposta a la entrada del que uno ha elegido, dice que está lleno y recomienda otro en el que se lleva comisión. Para detectar billetes falsos, el secreto está en el hombro de Mao, donde la tinta debe presentar pequeños surcos. Y luego está el amigo de artista: si alguien sugiere que un familiar o amigo suyo expone sus cuadros en una galería y arrastra hasta allí al turista; la encerrona puede ser bochornosa.

7. Y dos buenos espectáculos

Muchos viajeros no aguantan un pase completo en la Ópera de Pekín. La versión resumida se puede ver en la Lao She Teahouse (calle Qianmen Oeste, junto a Tiananmén) o en Prince Gong Mansion (en Xicheng). Y un espectáculo muy auténtico es el que tiene lugar los domingos en el Parque Jingshan, donde se forman corrillos de cantantes ancianos para entonar himnos de su juventud

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