Dolores Redondo, escritora

Ha hecho famoso el Valle del Baztán (Navarra) y está dando a conocer al mundo la Ribeira Sacra (Lugo). Esta donostiarra, hija de un pescador de ascendencia gallega, se ha convertido en uno de los fenómenos literarios de los últimos años. “El guardián invisible” –su primera novela de la trilogía sobre el Baztán– ha sido llevada al cine y editada en más de cuarenta países.

Dolores Redondo Escritora
Dolores Redondo Escritora / Victoria Iglesias

Se resiste a abandonar Cintruénigo, el pueblo de la Ribera de Navarra donde vive dedicada a la literatura, aunque los compromisos profesionales se van multiplicando, especialmente tras ganar el Premio Planeta 2016 con la novela Todo esto te daré. Dolores Redondo, como los protagonistas de sus novelas, huye del ruido y en los hoteles pide habitaciones que no den a calles muy transitadas. También le gustan las casas rurales, en entornos naturales tan queridos como Elizondo. Durante la entrevista, en el Hotel de Las Letras, en la Gran Vía madrileña, la escritora relata experiencias personales de un mundo en el que los viajes y la literatura se dan la mano. Recuerda su estrecha relación con el mar y con los paisajes del Norte de España, y subraya su atracción por los lugares más exigentes para el ser humano.

¿Cómo descubrió el Valle del Baztán?

Mi trilogía –El guardián invisible, Legado en los huesos y Ofrenda a la tormenta– comienza con un crimen ocurrido en Lesaka, a muy pocos kilómetros de Elizondo. Aquel suceso es la base de la historia. La inspectora Amaya Salazar sería como el alter ego de esa niña que no pudo llegar a crecer. Elizondo me pareció el lugar perfecto, por la arquitectura y por la historia. Además, la zona se parece bastante al paisaje de mi infancia: grandes árboles, verdes paisajes y lluvias abundantes.

Sin pretenderlo, se ha convertido usted en la gran promotora turística del Valle.

Ha sido bestial. Así me lo han reconocido el gobierno foral de Navarra y las autoridades del Valle del Baztán. También los vecinos y los profesionales que se dedican a la hostelería y al comercio en esa zona. Creo que el turismo ha aumentado en un 80 o 90%.

Dolores Redonodo Baztán
Dolores Redonodo Baztán / Victoria Iglesias

Su última novela, “Todo esto te daré”, se sitúa en la Ribeira Sacra. ¿Le atraen los escenarios naturales?

Me gustan los lugares de gran exigencia. Me llaman la atención los sitios en los que te preguntas: ¿por qué unos seres humanos decidieron asentarse aquí, siglo tras siglo? Los primeros pobladores del Valle del Baztán lo pasaron francamente mal. Las cosechas se les pudrían, sufrieron epidemias que diezmaron la población... pero siguieron empeñados en vivir en un lugar realmente hostil. Y en la Ribeira Sacra lo mismo: un lugar escarpado, donde el trabajo era muy duro. Me llaman la atención estos parajes y me gusta esa cultura del trabajo.

¿No le movió la curiosidad por la Galicia de sus antepasados?

En absoluto. Esa zona de la Ribeira Sacra la conozco desde hace poco tiempo. Mi familia volvía poco a Galicia. Íbamos más a Francia, a Toulouse o Biarritz. Mi padre se casó en el País Vasco y allí sigue. Por otra parte, su familia es de un pueblecito que se llama Corme y que está en la Costa da Morte. Claro que la gente que vive a orillas del Sil y del Miño parece gente de costa. Todos tienen barcas y todos navegan. Son marineros de agua dulce.

Luego está la arquitectura y el arte románico.

Me encantan los conventos, muchos de ellos abandonados. Son de una belleza extraordinaria, casi fantasmal. El liquen y el musgo crecen sobre la piedra y transforman todo de una manera muy especial. La Ribeira es un lugar mágico, muy parecido en ese aspecto al Valle del Baztán. Son lugares de conexión mística, con Dios y la naturaleza.

Si tuviera que elegir un paisaje...

Me quedo con el mar. Y con los paisajes que aparecen en mis novelas-.

¿Algún lugar para desconectar?

Viajo tanto últimamente que para desconectar me gusta quedarme en casa. En Cintruénigo llevo una vida cómoda. Es un pueblo muy distinto al de mi infancia y al de mis novelas; muy llanito, en el que se puede ir en bicicleta a todas partes.

¿Cómo eran los viajes de su infancia?

Recorríamos la costa francesa y la del País Vasco. Íbamos a Zarauz o Guetaria en trenes de cercanías. El tren sigue siendo mi transporte favorito. Es romántico y tiene para mí un encanto especial. He trabajado mucho en el tren. Y puedes encontrarte con viajeros curiosos.

Dolores Redondo, collage
Dolores Redondo, collage / Dolores Redondo

¿Su padre no la llevó en el barco a descubrir mares y océanos?

Mi padre practicaba la pesca de altura y no podía llevar tripulantes porque eran viajes peligrosos. Él sí que ha viajado. Ha dado la vuelta al mundo varias veces. Un día me decía que solo le quedaba por navegar el Mar Rojo, el Mar Caspio y el Mar Muerto.

El Premio Planeta le ha dado la oportunidad de recorrer las principales ciudades españolas. ¿Cómo valora estas giras?

Es difícil. Le puedo decir que he estado cinco veces en Sevilla, pero las cuatro primeras he visto la ciudad desde el taxi, según me iba moviendo de un lado para otro. Santa Justa, el hotel, una radio, una televisión... Te quedas con la sensación de que un día tendrás que volver.

¿Cuál es su próximo viaje?

México, Colombia, Argentina y Estados Unidos. Recientemente estuve en Australia, también por razones profesionales.

¿Algún viaje pendiente, que no sea para firmar libros?

Tengo previsto ir con la familia a Grecia, en plan tranquilo.

¿Le gusta leer libros o guías del lugar que va a visitar?

Suelo leer algún libro, pero no guías, ni nada por el estilo. Lo mejor para conocer una ciudad, como Madrid, es que te acompañe alguien de esa ciudad, sin tener que mirar un mapa. Me gusta más la sensación de ir paseando tranquilamente y perderme que ir con todo controlado y dirigido.

¿Qué importancia tiene la gastronomía en sus viajes y novelas?

En mis novelas siempre hay menciones a vinos y restaurantes. Hace unos días estuve con Koldo Rodero, en su restaurante de Pamplona, y me recordó que algunas personas que llaman para reservar le piden la mesa del juez Markina, personaje de la trilogía del Baztán que visita con frecuencia ese restaurante. El txantxigorri, que es una torta tradicional de chicharrones que llevaban los pastores al campo, también se ha vuelto a poner de moda gracias a El guardián invisible.

Hábleme de San Sebastián, donde ha transcurrido parte de su vida.

San Sebastián es sobre todo la parte vieja, con su tradición. La ciudad no tiene murallas porque hubo que tirarlas abajo para que los ejércitos invasores no la sitiaran. El mercado de La Bretxa marca el lugar por el que entraban las tropas a sangre y fuego. San Sebastián es preciosa. El lugar en el que nunca me pierdo, y eso que yo tengo un sentido de la orientación nefasto. Uno de mis lugares favoritos es el funicular del Monte Igueldo. Cuando era pequeña, mi padre me decía que había un gigante arriba tirando del cable para subir el tren desde el pie de la montaña.

Si tuviera que vivir fuera de España, ¿dónde estaría más a gusto?

En Italia, porque tengo la sensación de que estoy en casa. También me atrae el Sur de Francia, que conozco bastante bien y que me encanta.

Dolores Redondo en Venecia
Dolores Redondo en Venecia / Dolores Redondo

¿Conocen sus hijos Elizondo?

Les encanta el Valle del Baztán. Solemos ir a un caserío y cuando están allí pastorean con ovejas y hacen queso.

¿La niña, que es más pequeña, no tiene miedo?

No. Yo les hablo de la mitología, que me gusta mucho, y que forma parte de las raíces del País Vasco y Navarra. Y cuando vamos a Galicia les cuento historias de aparecidos y de las santas compañas.

¿Escribe durante las giras?

Prefiero escribir en casa, donde tengo a mano los libros que uso, la documentación, las fotos y los mapas. Necesito rodearme de ese ambiente necesario.

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