Pafos, capital de la cultura europea

Esta bella ciudad de Chipre que vio nacer a la diosa Afrodita celebra este título con un puñado de eventos culturales para mostrar al mundo sus atractivos.

Atardecer en Pafos
Atardecer en Pafos / ISTOCK

Cuenta la leyenda que Afrodita, la diosa del amor y la belleza, nació frente a la costa de Pafos. Emergió de la espuma un buen día, junto a las rocas de Petra tou Romiou, alumbrando así un mito cargado de magia que no sólo inspiró la Venus de Botticelli (y la de tantos otros pintores del Renacimiento) sino que además convirtió este lugar en una suerte de paraje sagrado. Nadie que recala en Chipre se resiste a contemplarlo al atardecer bajo una luminosidad dramática, o incluso a nadar tres veces alrededor de las piedras confiando en que las fuerzas mitológicas le otorgarán la juventud eterna.

Con semejante carta de presentación, y con otros muchos atractivos desconocidos, Pafos ostenta este año (junto con Aarhus, en Dinamarca) la capitalidad cultural europea. Un título que supone una oportunidad para situar en el mapa a esta isla ajena a los circuitos convencionales, pero plena de posibilidades para unas vacaciones perfectas. Porque aunque Chipre, emplazada en el extremo oriental del Mediterráneo (allí donde Europa, Asia y África cruzaron sus destinos) es famosa por su idílico litoral (catalogado entre los más limpios del mundo), también cuenta con impactantes huellas arqueológicas, montañas salpicadas de pintorescas aldeas y ciudades cosmopolitas donde la tradición se alterna con la modernidad.

Castillo de Pafos

Castillo de Pafos.

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Pafos, en la costa occidental, es tal vez la más completa. Una urbe que es toda ella Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que esconde tantos tesoros que bien podría decirse que es un museo viviente de la Edad Clásica (desde su remota etapa helenística hasta el esplendor romano), aderezado con aportaciones posteriores: la llegada del cristianismo, la dominación bizantina durante siete siglos, la conquista de Ricardo Corazón de León en el siglo XII y la sucesiva ocupación de Venecia y el ejército turco. Todo lo cual ha dejado un poso de intrigas históricas y deslumbrantes ruinas monumentales.

Hasta 350 eventos y 1.500 artistas se darán cita a lo largo del año bajo todos los ámbitos culturales: desde el cine hasta la música, pasando por la gastronomía. Una jugosa agenda con la que gritar al mundo dos mensajes: que la cultura no es monopolio de las grandes metrópolis y que es posible descubrir el patrimonio histórico a través de la producción contemporánea. Sus tres secciones -mitos y religiones; viajes alrededor del mundo y futuro- resultan muy apropiadas a la filosofía de la ciudad.

Kato Pafos

Mosaico en Kato Pafos.

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En Pafos no hay que perderse el parque arqueológico de Kato Pafos. Especialmente sus cuatro villas romanas, donde residen unos mosaicos que están considerados los más hermosos de la Antigüedad. Mosaicos que datan del siglo II al siglo V antes de Cristo y que recrean, con una exactitud casi fotográfica, escenas de la mitología griega como una bacanal del dios del vino o una lucha contra el minotauro. Tampoco hay que perderse, en el mismo recinto, el antiguo teatro e incluso el Odeón donde hasta hoy en día se programan espectáculos musicales. Y no hay que dejar de visitar las maravillosas Tumbas de los Reyes, que son los restos de una necrópolis subterránea con sobrecogedoras vistas al Mare Nostrum.

Fuera del yacimiento, más allá de ciertas iglesias bizantinas y de la interesante basílica paleocristiana de Agios Kyriaki, del siglo IV, con la misteriosa columna de San Pablo, Pafos seduce también por el encanto natural de sus alrededores, con sus bosques de olivos y algarrobos alfombrando el interior y sus playas soleadas, bañadas por aguas turquesas.

Agios Kyriaki

Agios Kyriaki.

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Pero sobre todo, seduce porque tanto pasado también se encuentra con el presente. Solo hay que darse un paseo por el puerto, a la caída de la tarde, hasta llegar al castillo medieval. Un bullicioso lugar para comprobar cómo se trata de una ciudad viva y cosmopolita: animados bares con terrazas, restaurantes donde degustar un marisco fresquísimo y mucha gente guapa dispuesta a arañar la madrugada en un ambiente estupendo.

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