Alojamientos reconvertidos: un convento, un faro o una cárcel

Tuvieron otra vida y hoy son alojamientos con encanto. Faros, iglesias, fábricas e incluso cárceles y cuevas sirven de acomodo a establecimientos hoteleros que aprovechan su ubicación y su historia para ofrecer a los huéspedes experiencias diferentes. Viajar con la imaginación a otras épocas y lugares es su mayor aliciente. 

Estancia del Convento La Parra
Estancia del Convento La Parra / Convento La Parra

En el mismo lugar elegido por los celtas para adorar al dios Sol, los romanos situaron el final del mundo conocido: más allá de sus límites no había nada, tal vez una región en tinieblas poblada por monstruos marinos. La Costa da Morte, la franja más salvaje del litoral gallego, esconde rincones de gran belleza, pero, sobre todo, leyendas. Historias que se hacen casi realidad al contemplar el Océano Atlántico desde cualquiera de las cinco habitaciones de O Semaforo de Fisterra, que encuentra acomodo en un edificio construido en 1888 como puesto de vigilancia. Desde él los navegantes eran avisados mediante señales con banderas de los peligros que acechaban... Pero, tranquilos, aquí ahora todo es calma. O no. Los días de fuerte oleaje, cuando sopla violento el Nordés, las emociones se disparan, sobre todo si estamos alojados en la Habitación dos Ventos. El hotel, remodelado en 2016, está justo al lado del mítico Faro de Fisterra (A Coruña).

Por otro lado, pero muy cerca, quienes quieran saber lo que es dormir en una auténtica torre de iluminación marítima deben saber que pueden hacerlo sin salir de Galicia. El pasado mes de marzo abrió sus puertas el Faro de Isla Pancha, en Ribadeo (Lugo), el primero de España que funciona como alojamiento. Cuenta con dos apartamentos con capacidad para cuatro personas y una terraza panorámica con unas vistas de impresión.

Parador de Alcalá de Henares

Spa del Parador de Alcalá de Henares.

/ Paradores

Rehabilitar edificios y reconvertirlos en hoteles es algo habitual. A los clientes les gusta sumergirse en épocas pasadas e intentar imaginar esa otra vida anterior del inmueble, paseando por sus galerías, buscando algún que otro detalle que les permita viajar por el túnel del tiempo. Pero no siempre es sencillo. ¿Podría alguien sospechar que el modernísimo Spa del Parador de Alcalá de Henares fue en su día una capilla? Inaugurado en 2009, este es uno de los alojamientos más especiales de Madrid y alrededores. En su rehabilitación se respetaron elementos originales del colegio-convento de dominicos de Santo Tomás (siglo XVII), como la escalera y el claustro, que combinan a la perfección con otros muy actuales, como el jardín zen al que se asoman algunas habitaciones. El hoy Parador esconde aún más historias entre sus muros ya que entre 1852 y 1990 fue una cárcel de hombres, por la que pasaron personajes tan célebres como El Lute.

La paz que se respira en el Hotel Spa Barceló Monasterio de Boltaña tiene fácil explicación. Como su nombre indica, este exclusivo alojamiento fue, en otros tiempos, un cenobio, fundado a mediados del siglo XVII por la Orden de los Carmelitas Descalzos sobre una vieja ermita a orillas del río Ara, en el Pirineo aragonés. También fue hospital y dispensario de medicinas antes de su última y definitiva transformación.

En España hay muchos más alojamientos que en su día estuvieron dedicados al culto. Entre ellos, la Hospedería Convento La Parra, en La Parra (Badajoz), un antiguo convento del siglo XVII de monjas clarisas; El Convent 1613, en La Fresneda (Teruel), con un precioso patio que permite ver lo que fue la nave central del templo, y La Ermita, en pleno corazón del Parque Natural del Cazorla (Jaén) y que fue en sus orígenes una pequeña iglesia, tal y como recuerdan sus vidrieras de colores. En la actualidad es una casa rural de solo cuatro habitaciones que se alquila íntegra, un sitio especial para familias o amigos que quieran aprovechar la escapada para hacer actividades al aire libre.

Convent 1613

Habitación del Convent 1613.

/ Convent 1613

Disfrutar de la Naturaleza en un ambiente cien por cien rural es lo que persiguen quienes se acercan hasta Alcudia de Guadix (Granada) para alojarse en las Cuevas del Tío Tobas, junto al Parque Nacional de Sierra Nevada. Hace más de cien años el tío Tobas comenzó a construir cuevas ante la necesidad de ubicar a sus diez hijos y a sus dos pastores, Curro y Tino. Hoy son viviendas bioclimáticas, con chimenea y espectaculares vistas al valle y a la montaña. Las hay de un dormitorio, para quienes quieran disfrutar de la soledad bien entendida.

Especial para parejas es, sin embargo, la Cueva para Dos del Hotel Jardín Tecina, en La Gomera. No es una habitación sino una cueva natural abierta al océano, perfecta para pasar la mejor de las veladas, con cena incluida. A principios del siglo XX en ella vivía una anciana, la primera en dar cobijo a los antepasados de la familia propietaria del hotel que llegaron a la isla canaria desde tierras lejanas. El rumor de las olas pone aquí la mejor banda sonora a una noche de ensueño.

Viajar sin prisas y saborear despacio cada instante son dos de los principios básicos del movimiento slow travel, al que se adhiere la Fábrica de Solfa, antigua fábrica de papel a orillas del río Matarraña, en Beceite (Teruel), a los pies de los Ports de Beseit. Modernas y confortables, cada una de sus ocho habitaciones –atención, aquí no hay televisión– recibe el nombre de las compañías papeleras que en sus tiempos florecieron junto al río.

A solo 30 kilómetros, en Calaceite, otro gran descubrimiento: el Hotel Cresol, que ocupa el espacio de un molino de aceite de principios del siglo XVIII, perfectamente rehabilitado. También sus habitaciones recuerdan sus orígenes. Así, uno puede descansar en la suite Picual o en la Hojiblanca, la Arbequina... y, por supuesto, degustar aceites de diferentes variedades a la hora del desayuno.

Hotel Cresol

Habitación del hotel Cresol.

/ Cresol

La gastronomía local es la apuesta del restaurante La Parada del hotel L’Estació, ubicado en la vieja y romántica estación de ferrocarril de vía estrecha de Bocairent, que ha sabido mantener todo el espíritu de una edificación simbólica de la arquitectura típica valenciana.

En esta lista de hoteles reciclados no puede faltar el que es quizás el más singular de todos: el Hotel Plaza de Toros de Almadén (Ciudad Real), en un edifico que es monumento histórico artístico. La única plaza de toros hexagonal del mundo es hoy un alojamiento cuyas habitaciones son, en realidad, las antiguas viviendas de mineros que la rodeaban. En la planta baja aguarda el restaurante El Trapío, con acceso directo a la zona de tendido bajo, que sirve de terraza. Y todo, cómo no, con vistas al albero.

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