Toda Europa a menos de 100 €

Ahora es posible conocer las principales ciudades de Europa a buenos precios gracias al auge de las aerolíneas de bajo coste. Ciudades como Cracovia, París, Leipzig o Palermo están hoy al alcance de cualuqier bolsillo.

Toda Europa a menos de 100 €
Toda Europa a menos de 100 €

Viajar en avión al precio de un taxi. Este eslogan es el que utiliza una conocida aerolínea de bajo coste alemana para anunciar sus vuelos hacia España.

Aunque pueda parecer exagerado, la llegada de este tipo de compañías, de las que operan en España más de una docena, ha revolucionado el mundo de los viajes en avión. Hoy en día es posible viajar entre casi cualquier capital española y europea por menos de 100 €. E incluso hacerlo por menos de 50 €

España se ha convertido en el segundo mercado, tras el Reino Unido, en el negocio de las compañías low cost, lo que ha obligado a las grandes compañías tradicionales, como Iberia, British Airways o Lufthansa, a entrar en el negocio o reducir sus precios.

En el año 2000 pasaron por la terminal del aeropuerto de San Javier (Murcia), ubicado a 45 kilómetros de la capital, 150.000 pasajeros. En 2005 lo hicieron más de 1,3 millones de viajeros. Tan espectacular subida obedece a la llegada masiva de aerolíneas de bajo coste que transportan a los turistas británicos y alemanes que aterrizan en busca de las costas del Mar Menor.

Negocio fructífero

En el caso del aeropuerto de Girona, utilizado como base de operaciones por la principal compañía europea de bajo coste, la irlandesa Ryanair, se ha pasado de 641.000 pasajeros a más de 3 millones. Estos ejemplos muestran hasta qué punto el modelo de las aerolíneas de bajo coste ha cambiado el negocio de los viajes en avión. Viajar y avión ya no son sinónimo de algo caro.

Por el precio de un billete de autobús que une dos capitales españolas es posible recorrerse media Europa en avión. La irrupción de las compañías aéreas de bajo coste, entre las que destacan Ryanair, la alemana Air Berlin, la británica EasyJet y la española Vueling, ha provocado un vuelco en el negocio de los vuelos turísticos, considerado hasta hace no muchos años inaccesible para determinado tipo de turismo.

Hoy es posible viajar de Madrid a Londres o a Amsterdam por poco más de 50 €. Además, se ha ampliado espectacularmente el abanico de ciudades a las que se puede viajar volando de forma directa. Hasta hace poco tiempo, viajar en avión directamente de Santander a Roma, de Valladolid a Londres o de Almería a Alemania era poco menos que una quimera. Hoy se puede hacer, y por poco dinero. Prueba de ello es que aeropuertos como el de Girona, el de San Javier (Murcia) o el de Jerez figuran ya entre los más transitados de nuestro país. Reducción de costes La clave del negocio de las aerolíneas de bajo coste es tan sencilla como su filosofía: el cliente sólo paga por el trayecto, sin ningún tipo de extras, como comida u ocio. Los billetes se reservan y gestionan por Internet en la mayoría de las ocasiones, los vuelos reservados con antelación tienen precios más baratos, los aviones registran ocupaciones medias más altas que las de las compañías tradicionales (más de un 80 por ciento), las plantillas de los aviones duermen siempre en origen -lo que elimina elevados costes para las aerolíneas- y se utilizan aviones con menor gasto de combustible.

La política de precios de las compañías de bajo coste resulta peculiar. No hay precios cerrados ni fijos. La primera clave para el cliente es la reducción de precios si hace la reserva del billete por Internet. Si la contratación se realiza a través del teléfono, el coste sube de media entre 7 y 10 €, y si se efectúa en oficinas, el coste puede llegar a subir hasta unos 20 €. La segunda clave para conseguir buenos precios es reservar el vuelo con mucha antelación. Los ahorros pueden superar en algunos casos el 50 por ciento si se reserva muchos meses antes de la salida del vuelo. Eso no quita para que las aerolíneas utilicen como gancho comercial, aunque con pocas plazas ofertadas, plazas vacías a precios muy bajos a partir de 72 horas antes de la salida de los vuelos para no dejar asientos libres. Desde Vueling, compañía española con sede en Barcelona que en pocos meses se ha convertido en la cuarta empresa del mercado español de aerolíneas de bajo coste, explican cómo fijan sus tarifas: "El precio del billete depende básicamente de dos variables: la antelación de compra y la ocupación del vuelo. Esto significa que se podrá comprar más barato cuanto antes se compre y que el precio del billete irá subiendo a medida que se llena el avión. La factura oficial se envía por correo electrónico en un plazo de menos de 48 horas". Hay que tener en cuenta que a los precios ofertados hay que sumarles las tasas de los aeropuertos y otros recargos, que tienen que ver últimamente con la subida de los combustibles. Entre ambos conceptos, el precio medio puede subir entre 10 y 20 €.

En las fechas cercanas a vacaciones o puentes, los precios de las compañías suben, al igual que ocurre con las tradicionales. Por ejemplo, en el pasado puente de mayo, un viaje de Madrid a Amsterdam, que en el mes de junio se puede contratar por 49,00 €, costaba en la misma compañía 150 €. Si el cliente entra en la página web de cualquier compañía low cost podrá comprobar cómo seleccionando cualquier destino, pero variando las fechas del viaje, encontrará precios muy diferentes. Un trayecto en EasyJet entre Madrid y Londres (Lutton) puede costar 15,49 €, 29,49 €, 44,49 €, 58,99 € ó 73,99 €dependiendo de la fecha elegida. El trayecto Madrid-París en Vueling puede costar 10, 50, 55 ó 60 € también dependiendo de la fecha solicitada para el vuelo.

Cataluña, a la cabeza

Las aerolíneas de bajo coste han dibujado un nuevo mapa del turismo aéreo. Con su agresiva política de precios bajos y la gran diversificación de sus rutas, que enlazan numerosas capitales de provincia de todo el Viejo Continente, las compañías de bajo coste han logrado una cuota de mercado superior al 30 por ciento en los últimos tres años. Y también han obligado a las grandes aerolíneas a entrar en el mercado -caso de Iberia junto al Grupo ACS y a Air Nostrum- o a bajar los precios hasta un 40 por ciento, tal y como hizo British Airways para más de 65 grandes rutas. España es, tras el Reino Unido, el mercado europeo donde más presencia han alcanzado las líneas de bajo coste, gracias sobre todo a los millones de turistas que recibe cada año.

En el primer trimestre del año 2006 las aerolíneas de bajo coste transportaron en nuestro país más de tres millones de viajeros, especialmente con origen y destino en el Reino Unido y en Alemania. Palma de Mallorca y Barcelona son las ciudades con más tráfico de pasajeros de las compañías de low cost. Hasta ahora, el mercado de estas compañías en nuestro país es más receptor que emisor, aunque las principales compañías han visto cómo las contrataciones de clientes españoles que quieren viajar al extranjero subían más de un 30 por ciento durante el último año.

Tres comunidades se reparten el inmenso pastel del negocio de los clientes de las compañías de bajo coste: Cataluña, Baleares y Andalucía, al concentrar casi el 70 por ciento del total. Curiosamente, la línea que registra una mayor afluencia no aterriza en Madrid ni en Barcelona sino en Málaga y es la que une a la ciudad andaluza con el aeropuerto londinense de Gatwick.

Según un reciente análisis del Instituto de Estudios Turísticos, que depende del Ministerio de Economía, Reino Unido y Alemania concentran el 68 por ciento de las entradas de clientes. Y tres compañías de bajo coste, Ryanair, EasyJet y Air Berlin, acumulan el 64 por ciento de los vuelos.

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