Laugavegur y el centro de Reikiavik

La capital islandesa, que exhibe un ambiente cosmopolita y bohemio, dispone de una vida cultural rica y variada con numerosos museos, ópera, teatros, múltiples galerías de arte y salas de espectáculos y conciertos.

Vista de la ciudad dominada por la imponente iglesia Hallgrímskirkja.
Vista de la ciudad dominada por la imponente iglesia Hallgrímskirkja.

Reikiavik, la capital de Islandia, tiene mucho que ofrecer. Sus calles parecen sacadas directamente de un cuento infantil, con casas bajas y de vivos colores. Entre sus edificaciones más emblemáticas está el Sagan Museum, en Perlan, que llama la atención por hallarse situado en uno de los cuatro contenedores que antes acumulaba el agua termal para abastecer la ciudad. En uno de ellos se puede admirar un excelente museo de figuras de cera dedicado a la historia de Islandia. Con audio en las principales lenguas del mundo, se puede disfrutar del pasado y admirar las caras y casas de los vikingos que habitaban esta isla.

También es recomendable visitar el nuevo Palacio de Congresos y Conciertos llamado Harpa, que tiene un doble significado: el instrumento musical en islandés y el nombre del mes, en el antiguo idioma del país, cuando comenzaba el verano. Inaugurado en 2011, está situado junto al antiguo puerto, frente al mar. Sus fachadas están formadas por un entramado de hexágonos de cristal, lo que produce un doble efecto: crea un interior diáfano y en el exterior surge un bonito juego de reflejos dependiendo de la situación del sol y la meteorología. El edificio es sede permanente de la Orquesta Sinfónica de Islandia y de la Ópera.

La gastronomía islandesa es desconocida y rica a partes iguales. Reikiavik goza de un sofisticado panorama de restaurantes como el Grillmarket (calle 101, en el edificio Lækjargata 2ª), que originariamente albergaba un cine. Su equipo de cocina es islandés y su objetivo es difundir la cocina del país con productos típicos originarios de los agricultores y granjeros locales. Sin embargo, tampoco hay que renunciar a los placeres culinarios más simples e imprescindibles: un perrito caliente en el quiosco de Baejarins beztu pylsur, una taza de cremosa sopa de cigalas o una cena de pescado en uno de los locales de la zona portuaria, enclavados en antiguos almacenes.

Y de madrugada, los principales sitios que durante el día lucen un ambiente relajado de café se convierten en los puntos más calientes de una animada noche.

A lo largo de Laugavegur y Skólavörðustígur, las principales calles comerciales, encontraremos boutiques de la más rabiosa moda, con productos de jóvenes diseñadores nacionales, así como librerías y tiendas de discos donde se realizan improvisadas lecturas literarias y actuaciones musicales. Cada fin de semana se organiza el mercadillo de Kolaportið, un buen lugar donde divertirse buscando un vestido vintage. Si preferimos centros comerciales, mejor desplazarnos a Kringlan y Smáralind, en el vecino Kópavogur.

Un festival para los enamorados del jazz

Reikiavik es una ciudad llena de vida y a lo largo del año se celebran varios festivales culturales. En el mes de agosto el jazz se convierte en el gran protagonista. Del 15 al 22 de agosto de este año se celebra el Festival de Jazz de Reikiavik, un certamen cada vez más prestigioso que cuenta con la participación de músicos de renombre internacional, así como con la actuación de los mejores intérpretes de jazz de Islandia. www.reykjavikjazz.is

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