Lo que esconde El Andévalo, la Huelva más recóndita

En el epicentro de la rica Faja Pirítica onubense, se encuentra la comarca de El Andévalo, de pueblos blancos, verdes campiñas y cielo limpio. Ubicada entre la Sierra de Aracena y la Tierra Llana, exploramos El Andévalo, esa gran desconocida.

Minas de Tharsis
Minas de Tharsis / Irene González

El Andévalo es una tierra a caballo entre la tradición y la devoción, un gran territorio de dehesas, de minas y yacimientos arqueológicos, de molinos, de ermitas y de costumbres ancestrales. Esta gran desconocida está cubierta por un manto de dehesas cuajadas de encinas y alcornocales, por cerros y bosques, por embalses y ríos. Este paraje de tierra privilegiada y de habitantes nobles ofrece un sinfín de recursos donde vivir la naturaleza sin límites.

Calañas

Calañas es generosa en agua. Rodeada de embalses, riveras, arroyos y los afluentes del río Odiel, ofrece una importante extensión de espacios forestales. En la antigüedad acogió a fenicios, griegos, cartagineses, romanos y musulmanes, todos atraídos por la riqueza en cobre y manganeso. En el siglo XIX vivió un gran desarrollo gracias a las minas de cobre y azufre, hasta que en los años '60 sufrió una grave crisis económica. Ahora, su espléndida orografía es el paraíso para el ocio de naturaleza, con interesantes sendas como la Ruta Hornos de Cal y la de Los Molinos. A unos 8 kilómetros se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de la Coronada, edificado junto a una necrópolis romana, y justo enfrente está el Santuario de Nuestra Señora de España, donde según cuenta la tradición, vivió, murió y fue sepultado Don Rodrigo, el último rey visigodo.

Mina de Tharsis

Mina de Tharsis

/ Irene González

Mina de Tharsis

En el centro de la comarca, en el corazón de la tierra, está la Mina Tharsis, un auténtico viaje en el tiempo. Ya en la Biblia la llamaban Sierra Tarse y por aquí pasaron fenicios, cartagineses, árabes, romanos y germanos hasta que en 1849 Ernesto Deligny comenzó a extraer cobre y sentó las bases de la minería moderna. Los filones a cielo abierto de Tharsis son bermellones, es una tierra tan escarlata que parece un paisaje lunar donde se combinan los colores azufrados, cobres, verdes y rojos. Junto a esta mina de pirita, una de las más importantes del mundo, se creó Pueblo Nuevo, un territorio minero donde se construyó la mansión del director, las oficinas, la casa de huéspedes, los barracones y hasta pistas de tenis. Es llamativo El Cementerio de los Ingleses, donde descansan familiares de directivos de la "The Tharsis Sulphur & Copper Company Limited". La historia de la explotación se encuentra en el Museo Minero de Tharsis, el antiguo hospital de la compañía británica. Posee un archivo de incalculable valor histórico por las anotaciones de los Libros de Administración. Recogen al detalle los gastos de las oficinas de Glasgow, de la policía, de la botica, del mantenimiento de caballerías, de los gastos que generaban las huelgas y, por supuesto, los costes e ingresos del negocio. También hay una locomotora del XIX y vagones de pasajeros diferenciados por su clase social.

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